Internacionalización empresarial: algo más que las exportaciones


Galicia logró consolidar el año pasado su potencial exportador: fue la segunda comunidad, tras el País Vasco, con una mayor balanza comercial. Pero no todo son bondades en esta radiografía. La excesiva dependencia de algunos mercados, la concentración en sectores como el textil o la automoción y la limitada cifra de compañías que venden en terceros países, en buena medida a causa del escaso tamaño del tejido empresarial galaico, representan debilidades que la comunidad debe atenuar de cara al futuro

Uno de los cambios más importantes de la economía gallega de las últimas décadas lo constituye su internacionalización. Este proceso evidencia que, en un mundo cada vez más global, todo lo relativo al sector exterior resulta determinante para el éxito empresarial.

La necesidad de abrirse a los mercados exteriores se justifica por dos tipos de argumentos: los reactivos y los proactivos. Dentro de los primeros, pueden señalarse aspectos tales como la recuperación de las ventas o la diversificación de riesgos. En cuanto a los segundos, aparecen posibilidades más diversas que van desde la búsqueda de mercados con mayor potencial de crecimiento hasta el aprovechamiento de economías de escala, pasando por el traslado de actividades a ubicaciones más competitivas. Complementariamente, y como nexo de unión a todos ellos, conviene recordar la mayor facilidad para adquirir nuevos recursos y nuevas capacidades.

En este marco, nos encontramos con actividades y ramas empresariales que difícilmente podrían ser entendidas sin una clara vocación hacia mercados geográficos distintos de los de la localización original de la empresa. De este modo, se dejan atrás las épocas donde las iniciativas empresariales se limitaban a un ámbito de actuación local y se mantenían de esta manera por mucho tiempo.

Así pues, las empresas gallegas con mayor orientación exportadora han experimentado durante los últimos años un mejor comportamiento en cuanto a su actividad y resultados en comparación con aquellas cuya cifra de negocios se concentra en el mercado interior. Hoy en día, Galicia cuenta con referentes a escala internacional que son jugadores de primera línea, como por ejemplo en el sector pesquero, textil o automoción.

A escala macroeconómica, un vistazo a las cuentas económicas de Galicia pone de manifiesto el cada vez mayor peso del sector exterior en la economía gallega. La crisis económica incide directamente en una fuerte contracción de la demanda interna y en su contribución negativa al crecimiento agregado del PIB, que se ve atenuada por la aportación positiva del sector exterior entre el 2008 y el 2013. Si el inicio de la recuperación económica en el 2014 viene determinado por el impulso de la demanda interna, su consolidación a partir del 2016 se caracteriza por ser un crecimiento más equilibrado. En concreto, tanto la demanda interna como externa contribuyen positivamente al incremento agregado del PIB en términos reales.

Por lo que se refiere al comercio exterior con terceros países, el año pasado debe considerarse claramente favorable para Galicia. Por tercer año consecutivo, en el 2017 las exportaciones gallegas batieron su récord. En concreto, las exportaciones en Galicia superaron la barrera de los 21.000 millones de euros, siendo la sexta comunidad que más exporta del conjunto del Estado.

Otra circunstancia que refuerza el potencial exportador gallego es que fue la segunda comunidad autónoma de España con mayor superávit comercial (solo por detrás del País Vasco). Esta diferencia de lo que se exporta con respecto a lo que se importa alcanzó casi los 4.500 millones de euros y sirvió para consolidar el crecimiento de esta magnitud iniciado en el 2014.

Detrás de estas cifras record se encuentra alguna debilidad que es importante tener presente. La primera de ellas tiene que ver con el número de empresas. En concreto, en el 2017 las empresas exportadoras en Galicia superaron las 6.700, de las cuales menos de 2.500 lo eran de forma regular. Esta cifra se encuentra bastante por debajo de la media nacional, puesto que aún le faltarían 1.300 empresas para estar en la media española. Ese objetivo de alcanzar las 8.000 firmas exportadoras está muy condicionado por el tamaño empresarial. Las empresas en Galicia son de tamaño reducido, lo que dificulta su salida al exterior. Por ello, en la medida que se consiguiera incrementar su tamaño, se facilitaría notablemente su internacionalización.

Otra de las debilidades viene dada por la excesiva concentración, tanto en lo que se refiere a los sectores exportadores como a los mercados de destino. La Unión Europea absorbe tres cuartas partes de los bienes que salen de Galicia, lo cual supone una excesiva dependencia de nuestro entorno más inmediato. Además, los denominados mercados emergentes aún parecen excesivamente lejanos para buena parte de nuestro entramado empresarial. Igualmente, el 75 % de las exportaciones gallegas se concentran en cuatro sectores: manufacturas de consumo, automoción, bienes de equipo y alimentación. La identificación aquí del textil y el automóvil es casi inmediata y, nuevamente, la poca diversificación no es una noticia buena.

Toma de decisiones

Todo lo señalado justifica la necesidad de profundizar en el estudio de la internacionalización como factor clave de la estrategia empresarial para facilitar la toma de decisiones acertadas por parte de los responsables empresariales. En esta línea, cabe señalar el trabajo de la Zona Franca de Vigo mediante su Informe económico y de competitividad, donde se analiza anualmente la internacionalización empresarial a través de su Indicador Ardán de Empresa Global. Mediante una encuesta específica, este estudio identifica las empresas gallegas que destacan en este ámbito, así como sus principales características.

Los resultados permiten disponer de un perfil de la empresa internacionalizada que da cuenta de sus principales rasgos. En particular, destacan dos factores como los determinantes en el éxito de las mismas. El primero de ellos consiste en haber recibido algún tipo de apoyo financiero para la exportación por parte de algún tipo de administración. El segundo reside en la experiencia, esto es, el número de años que se lleven realizando operaciones en mercados exteriores. Asimismo, también es posible identificar factores que favorecen los procesos de internacionalización tales como el incremento en el número de países destino de las exportaciones y en el número de clientes extranjeros.

En definitiva, el sector exterior constituye ya uno de los principales pilares sobre los que se sostiene el crecimiento de la economía gallega. Por ello, es preciso trabajar en consolidar los sectores que han sido pioneros en este tipo de estrategias, aprender de los claros ejemplos de éxito y tomar buena nota de las dificultades existentes. El mundo (comercial) es cada vez más pequeño y las empresas gallegas no deben tener barreras en su crecimiento.


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