Sandro Portela: “Estar a pocos kilómetros de Inditex nos ayuda, nos nutrimos de ello”


Es el fundador de Oky, junto a su mujer, Ángeles Torres

La firma de moda tiene como clientes a la reina Letizia

Lo que empezó como un pasatiempo se ha convertido en una empresa de moda asentada y con una clientela fiel. Sandro Portela (Vigo, 1959) comenzó, junto a la que hoy es su esposa, Ángeles Torres, a comprar telas, subcontratar a sastres y modistas y vender sus productos por toda Galicia. Tras unos años en Inditex, relanzó el negocio, y en 1986 la pareja fundó Oky, una firma de moda femenina enfocada al lujo asequible y que cuenta con clientes como Catherine Zeta-Jones y la reina Letizia. La firma, con una facturación que ronda los cinco millones de euros, emplea a 40 personas directas en la región y vende en 42 países, principalmente Bélgica, Irlanda, Alemania e Italia.

¿Fue difícil en aquellos años hacerse con un hueco en este mercado?

Era relativamente fácil. No había tanta competencia, y había un ambiente de ruptura en todos los ámbitos. Salíamos de una forma de vestir y entrábamos en otra. El prêt-à-porter ya había llegado a España, pero no a todas las zonas. Cuando yo era más joven como mucho podías cogerte unos vaqueros Lee Ranger, un jersey Pulligan y una camisa Macson. Era lo que había. Por eso, todas las marquitas que salían al mercado con algo diferente tenían éxito. Ahora todo ha cambiado. Nuestra manera de vivir, manera de ser y nuestra forma de vestir y de comprar.

¿Cuál ha sido el mayor cambio?

Adecuar nuestros precios al mercado. Antes, hacías un producto, calculabas los costes del tejido, la producción y distribución, y tenías que venderlo al precio que resultaba de esa fórmula matemática. Ahora se hace al revés. Tienes que pensar que para que funcione debe venderse a una cantidad concreta, y para conseguirlo, amoldas la producción desde antes.

Al pensar en una marca de moda gallega es difícil no evocar a Zara. ¿Es esto una losa que persigue a empresas como la suya?

Al contrario. Es una tarjeta de visita. Cuando vendemos en el extranjero, si tenemos que darnos a conocer, siempre decimos que estamos a menos de 100 kilómetros de distancia de Inditex y de Zara. Estar tan cerca nos ayuda mucho, porque accedemos a una gran cantidad de proveedores que constantemente visitan a Inditex ofreciendo materiales, ideas y ofertas, y que de paso, ya que han hecho el viaje, nos vienen a visitar a cuatro o cinco marcas gallegas que todavía estamos por allí. Nos nutrimos de ello.

También será porque juegan en otra liga.

Claro, a nivel de mercado, de público objetivo, de ventas y de alcance, estamos a años luz. Pero nos beneficiamos mucho de toda la infraestructura que se ha creado alrededor de Inditex. Y también de otras compañías como Adolfo Domínguez. Antes de que la mayoría de la producción se fuese a Asia, muchas marcas situaron sus talleres en Galicia y en el norte de Portugal. En esa zona, que está a 40 kilómetros de nuestra sede, hay una estructura montada, con talleres de planchas impresionantes, con modistas, con costureros, que es impresionante. Y de todo eso es de lo que nos aprovechamos.

¿Qué opinión tiene del low cost? ¿Nunca han ido a fabricar a estos países?

Lo hicimos en una época, pero fue un auténtico fiasco. Allá por 1995, nos tuvimos que comer toda una producción después de haberla pagado, porque no entraba en nuestros estándares. Desde entonces no hemos vuelto a hacer nada fuera de casa y los controles de calidad los vemos y supervisamos, no producimos nada que no podamos controlar. Eso se nota, porque la fidelidad de las tiendas multimarca que nos compran y de nuestros clientes viene por eso. Se nota en el producto final.

¿Qué caracteriza a las prendas de Oky?

Es una ropa utilizable, atemporal, de calle y con algo de chispa. Es difícil que alguien lleve algo de la temporada de hace seis o siete años, pero con nuestra marca sí ocurre, porque no seguimos las grandes tendencias. Si hay una moda, una moda rabiosa por un color o una forma, huimos de ella. Vamos a lo que no fluctúa, a lo que no se quema en el mercado, intentando siempre sorprender.

¿Ayuda tener entre la clientela a perfiles como la reina Letizia?

Sí, pero hay que ser muy prudentes con ello. Lo primero es que son intangibles difíciles de cuantificar, porque es casi imposible saber de qué forma nos beneficia que un personaje público lleve nuestra ropa. Es obvio que es positivo y que posiciona a la marca, además en un rango de clientes que nos interesa. Pero tenemos que tener cuidado y no exprimirlo mucho, porque tampoco queremos aprovecharnos de ello.

¿Cuál es ese consumidor objetivo?

Vamos a por mujeres de poder adquisitivo medio alto, porque reconocemos que nuestros precios no son baratos. Nos movemos normalmente entre los 25 y los 45 años, y nos dirigimos sobre todo a profesionales independientes que quieren tener un fondo de armario que les dure a lo largo de muchos años. Sin hacer ruido, hemos ocupado un lugar en el mercado de las tiendas multimarca del que ya es difícil que nos aparten.


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