“Sé fiel a ti mismo”, escribía Shakespeare en Hamlet. En el ecuador de los desfiles de la Semana de la Moda de Nueva York para la próxima temmporada primavera-verano, los diseñadores parecen haber seguido este consejo.
Los diseñadores americanos se han concentrado en respetar su propio ADN, volviendo a las raíces de sus marcas, dando como resultado una de las temporadas más impactantes de los últimos años. El tiempo durante esta semana ha estado pasado por agua, pero las prendas vistas sobre la pasarela han sido por lo general hiperbrillantes y coloridas en una temporada donde los castings multiétnicos han sido la norma.
KATE Spade
La fidelidad a los propios orígenes ha sido una constante tanto en las marcas veteranas como en las primerizas. Un buen ejemplo es Kate Spade, que elegía la Biblioteca Pública de Nueva York como escenario para el primer desfile de su nuevo director creativo, Nicola Glass, sucesor de Deborah Lloyd tras la trágica muerte de la fundadora de la firma el pasado junio.
Compuesto por una serie de cándidos colores pastel en flexibles siluetas, todas ellas iluminadas por lámparas globo, el desfile tuvo como leitmotiv el logo de la firma, cuyo motivo es una espada. Lo vimos en acertados vestidos de verano, muchos de ellos fluidos y de seda, en faldas a medio muslo y en un maravilloso trench estampado con flores de la pradera alpina. Como cierre, Glass sacó a la pasarela un sensacional wrap dress de seda monocolor en lila intenso con la característica kipá (o gorro judío) a juego y rematado por botas y un clutch con el logo de la marca, lucido por una modelo de raza negra.
Antes del desfile, Glass explicó a los periodistas que estaba profundamente impactada por la nostalgia que muerte de la fundadora de la firma ha despertado, por lo que decidió centrar su colección en los orígenes de la casa, respetando su paleta de colorese, pero intentando evitar al mismo tiempo cualquier atisbo vintage. Prendas contemporáneas para la ocupada mujer moderna al son del Neighborhood Girls de Suzanne Vega, principal tema del show.
RODARTE
La Semana de la Moda de Nueva York pedía a gritos un momento fashion, y lo tuvo en el espectacular desfile de Rodarte, celebrado en el Cementerio de Mármol de Nueva York, situado en el Lower East Side. Este precioso (y poco conocido) espacio verde, lleno de tumbas, lápidas, bóvedas y pedestales, ofrecía una atmósfera única, a lo que se añadió una lluvia incesante mientras las modelos caminaban solemnemente en fantasiosos vestidos transparentes de múltiples capas, vestidos de cuero metálico con maxivolantes que desafiaban la ley de la gravedad y densos retales de chiffón. Muchos de los looks iban rematados por la típicamente española mantilla de encaje, decoradas con flores de tela y rosas naturales. Una manifestación de la genialidad de Kate y Laura Mulleavy, cuya excéntrica etereidad y su tamiz único para la belleza más oscura jamás habían sido tan hermosos.
Christian Cowan
En un registro completamente diferente, Christian Cowan realizó un gran espectáculo en Spring Studios, el espacio de la pista principal de la temporada en Tribeca.
Con Christina Aguilera en la primera fila, Cowan envió una gran colección de alta costura de la calle de rock star; de un mini cóctel de lentejuelas plateado terminado con una sudadera con capucha negra, sobre la cual estaba escrito Christian Cowan SS19, a los monos de bandera a cuadros o los fantásticos cócteles de color verde esmeralda, de enlace metálico, cortados en el lateral. Aunque el aspecto sobresaliente fue el cóctel dorado de gala de lentejuelas combinado con una cazadora mini de cuero negro con mangas incrustadas con decenas de relojes de oro y muñequeras. Todo se basa en una colaboración de primer nivel con el diseñador de calzado italiano Giuseppe Zanotti, que envió tacones de fantasía metálicos con plumas de diosa. Con reminiscencias de los años de gloria de Gianni Versace, francamente. Ahora que lo pienso, la próxima vez que surja la pregunta sobre quién podría algún día suceder a Donatella, la respuesta es obvia. Christian Cowan ciertamente tiene las chuletas de diseño.
JONATHAN COHEN
El último descubrimiento entre los diseñadores de la Gran Manana es Jonathan Cohen. De ascendencia mexicana y nacido en San Diego, el creador es finalista este año del premio Who’s On Next que otorga la revista Vogue.
De estilo teatral pero sutil y con excepcionales dotes para el arte performativo, Cohen ofreció un brillante desfile el pasado jueves en una galería de la céntrica calle Bowery. Lastrado por otro intenso día de lluvia en Nueva York, el desfile apenas consiguió reunir a unos centenares de asistentes, a quienes el maravilloso cuarteto de cuerda Sterlin Strings deleitó con sus versiones de clásicos del pop y el rock mientras un casting de quince modelos se pavoneaba sobre la pasarela.
“Me he inspirado en mis músicos y bandas favoritos: The Cure, Siouxsie and the Banshees, Lauryn Hill y Kate Bush”, explicaba Cohen, que incluso imprimío las letras de los temas de sus ídolos musicales en faldas y vestidos dirndl del folclore alemán.
Cohen desarrolla sus propios tejidos, notorios en maravillosos vestidos salpicados de pétalos de seda. Su desfile incluyó también blazers masculinas de raya diplomática y preciosos vestidos camiseros, unos looks muy apropiados para el fin de semana de un músico indie. Cohen se mantenía así fiel a su estética, tal como han hecho los mejores diseñadoras de Manhattan esta temporada.
Terminamos completando la famosa cita de Polonio en Hamlet: “Y debe seguir, como la noche al día/No puedes ser falso con ningún hombre”.
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