La prolongación del verano ha limitado las ventas de la campaña de otoño-invierno
Se espera que esta semana por fin lleguen las lluvias a Ourense pero mientras eso no sucede el comercio afronta las consecuencias de llevar varias semanas sin vender las prendas de la nueva temporada. Las altas temperaturas que se vivieron en la provincia durante todo el mes de septiembre, han provocado que el inicio de campaña haya sido un desastre paras la ventas. Idéntica situación, por cierto, a la que se había vivido ya la pasada primavera, cuando la prolongación del invierno hizo que gran parte de la venta se pospusiera, casi, hasta el inicio de las rebajas.
Pero ni así pudieron salvar la campaña y ahora parecen, de nuevo, encontrarse en la misma situación. «Las ventas por ahora están siendo muy flojas», confirma Luis Rivera, presidente del centro comercial abierto Ourense Centro, que destaca que «se ha perdido un mes en ventas que no se va a recuperar».
Y advierte del riesgo que esto supone para la supervivencia de los negocios, que pueden verse incapaces de afrontar los pagos. En su caso, abonar las facturas no es algo que se pueda dilatar. «No vender las prendas que tiene en el almacén durante varias semanas puede descapitalizar a cualquier negocio», advierte Rivera, que reconoce que el sector «vive preocupado» porque, en general, el consumo se ha ido contrayendo en los últimos años, sin que por ahora haya conseguido remontar y volver a los niveles anteriores a la crisis.
Los grandes grupos vuelven a marcar el paso y ponen en marcha los descuentos
Y mientras el pequeño comercio mantiene casi intactas sus nuevas colecciones, a la espera de que por fin la llegada del otoño anime a los compradores y sin margen para ofrecer descuento alguno, las grandes cadenas toman medidas para impulsar las ventas y tratar de salvar la temporada. Amparadas en la libertad de fechas que existe desde hace años para poner rebajas en sus productos, a estas alturas ya son varias las que han comenzado con los descuentos de media temporada. A pesar de que apenas ha comenzado octubre, algunas firmas gallegas, e incluso ourensanas, han decidido ya poner descuentos en sus nuevas colecciones, con reducciones que en algunos casos ya alcanzan el 40 %. «Con esto lo único que hacen es despistar y disuadir al consumidor, que ya no compra en temporada porque sabe que en cualquier momento esa prenda que le gusta puede bajar de precio», se queja una comerciante.
Es de esperar, con todo, que en las próximas semanas se sumen a esta campaña otras cadenas, a la espera de que en noviembre el comercio vuelva a vivir otro período de incertidumbre. Todo apunta a que el black friday, previsto para el 23 de ese mes, será una jornada en la que los descuentos serán protagonistas en todos los sectores.
«El tiempo nos desespera; ni vendemos rebajas ni tampoco la nueva temporada»
Incertidumbre. Así definen los comerciantes la situación en la que viven. Aunque la bajada de las temperaturas de los últimos días ha incidido en un ligero repunte de ventas, las tiendas tienen los almacenes llenos de excedente de ropa y calzado que esperan poder sacar a la venta de una vez. «Que vendemos menos es algo constatado», afirma Sandra Puga, que tiene un establecimiento de ropa y complementos, Cocó, en Santo Domingo. Afirma que el hecho de que en septiembre haya hecho tan buen tiempo no ha supuesto una prolongación de las rebajas, como se pudiera pensar. «Después de dos meses de descuentos, en septiembre ya es complicado seguir vendiendo ropa de verano. Aquí en Ourense la gente espera a que llegue ya el frío para llevarse algo de la nueva temporada, pero como eso no ha ocurrido, ni hemos vendido una cosa ni la otra; nos ha desesperado bastante el clima», explica. Con todo, asegura que el tiempo no es la única razón del descenso de ventas. «Para nosotros la venta online está siendo fulminante, porque no podemos competir con ella, y también notamos mucho que el nivel adquisitivo de la gente ya no es el que era. Si el dinero fluyera, las ventas se moverían igual», asegura. En la tienda acaban de estrenar un nuevo horario, y ya no cierran a mediodía para llegar a más clientes.
«El textil sufre todo el año porque el tiempo no nos ayuda, pero también porque ahora la gente tiene otras preferencias, como el ocio o la tecnología», asegura otra comerciante que prefiere no dar su nombre. Confirma esa tendencia a la baja en ventas de la que todos hablan y ratifica lo complicado que es gestionar las campañas. «Hoy en día ya no puedes programar nada; es imposible calibrar cómo va a ser un mes y, en lugar de comprar grandes cantidades como antes, vas haciendo pequeños pedidos», dice.
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