iSmplemente Momad. Ya sin los apelativos Metrópolis y Shoes, la feria madrileña celebró la primera edición unificada bajo su imagen renovada del pasado 8 al 10 de febrero en Ifema. Un nuevo formato, que contó con la participación de unas 800 marcas, y que pretende proponer una industria más atractiva, apostando fuerte por la diversificación, el diseño y las propuestas sostenibles.
“A medida que vayamos trabajando sobre este evento, me gustaría incorporar más sectores como la moda masculina o el baño, así como más diseñadores de pasarela”, declaró en rueda de prensa Charo Izquierdo, directora de las ferias de moda de Ifema desde abril del año pasado. Y es que desde su llegada al cargo, su principal objetivo ha sido “unir industria y diseño”, creando alianzas con la Mercedes Benz Fashion Week Madrid, de la que también es directora. Así, de esta edición destaca la participación de Hannibal Laguna y de Modesto Lomba, que ha anunciado el salto al prêt-à-porter de su marca Devota&Lomba.
Pese a haber lanzado el evento paralelo dedicado al calzado, ShoesRoom by Momad, que tendrá lugar del 1 al 3 de marzo y que ya ha colgado el cartel de completo con 80 empresas confirmadas, la afluencia de visitantes no pareció resentirse a lo largo del fin de semana. Con un 35% de marcas nuevas, los pabellones de Ifema presentaron una actividad positiva, igualmente impulsada por la coincidencia de fechas con los salones también celebrados en el recinto: Intergift, Madridjoya y Bisutex. Así, las previsiones se anuncian optimistas, con la mirada puesta en los 15 120 visitantes de la edición de septiembre. Por su parte, Charo Izquierdo mostró su voluntad de continuar revisando los cimientos del evento, incluyendo el trabajo con el consumidor final. “No sabemos aún cómo, pero tendríamos que poder llegar tanto a profesionales como a particulares para dar a conocer las marcas”, concluyó.
La moda sostenible como oportunidad de negocio
Si bien la evolución de las ferias suele necesitar de varios años para comenzar a ver resultados, la sostenibilidad se ha consolidado como uno de los ejes de crecimiento del salón madrileño, un cambio perceptible en tan solo dos ediciones con Charo Izquierdo al volante. Con una treintena participantes este febrero, las firmas y asociaciones toman la palabra y se reivindican ante consumidores y profesionales necesitados de formación y de concienciación.
“Hay que estar ciegos para creer que podemos seguir así durante mucho tiempo. Nosotros vemos el trabajo en moda sostenible como una oportunidad de diferenciación. Me niego a pensar que por ser sostenibles los productos han de ser más caros, los nuestros están en la línea de los precios del mercado”, comentó Guillermo Iñiguez, cofundador de la firma One Oak, especializada en relojes, gorras y mochilas creados a partir de madera. Actualmente volcada en un plan de reforestación en la zona de As Neves (Pontevedra), fuertemente afectada por los incendios de octubre de 2017, la marca propone a los compradores plantar un árbol en su nombre tras cada adquisición. ¿El reto? Llegar a los 10.000. “Hemos logrado crear una gran conexión entre la marca, nuestros proyectos y los clientes”, afirmó orgulloso el emprendedor. “Por ejemplo, la proximidad del proyecto ha hecho que el ratio de ventas en Galicia sea el doble”, añadió, reconociendo que si bien la marca por ahora es muy ‘online’, “están buscando ampliar la presencia en el canal físico”. También en el sector de los complementos, Luz Rodríguez, fundadora de la firma malagueña Nehcaa Jewerly, subrayó que actualmente “la juventud está mucho más concienciada” y que “el mayor reto es no perder la esencia artesanal de la marca conforme vaya creciendo”.
Por su parte, Marina López, presidenta de la Asociación de Moda Sostenible de España (AMSE) puso de relieve el volumen de residuos en nuestro país: 900 millones de kilos de los que solo se recuperan 90… y no siempre de la mejor forma posible. “La mayor parte de contenedores dedicados a la recogida de ropa son de empresas privadas u organizaciones sociales. Solo el 1% es dedicado a caridad, mientras que el 65% es vendido a otros países. (39,5 millones de kilos exportados, cuyos principales países destino son Togo, 5,7 millones; India, 4,1 millones y Emiratos Árabes, 4 millones; ndr)”, explicó según los datos de la Datos Asociación Ibérica de Reciclaje Textil (Asirtex), añadiendo que “cada español genera 12 kilos de residuos textiles al año, de los que solo se llega a reciclar el 20%, un porcentaje inferior al de la media de la Unión Europea”.
Ante estos datos, Marina López estima imprescindibles las acciones orientadas a la mejora ambiental del producto desde el inicio del diseño para garantizar su reciclaje. Algo en lo que le da la razón Paula Gorini, de la Asociación de Moda Sostenible de Murcia (MSM): “El ecodiseño es fundamental. Es necesario prestar atención a los materiales y tener en mente el desenlace de las prendas desde la primera etapa de creación”, afirmó. Y ambas están de acuerdo a la hora de señalar a determinados gigantes del sector. “Que las grandes empresas instalen un contenedor de recogida de ropa en sus tiendas no es economía circular. Tienen que cambiar de modelo para ir más allá”, apuntó Gorini; mientras que López tomó como ejemplo una camiseta blanca de Pull and Bear que lucía el mensaje ‘My generation will save the planet’. “Es importante que no nos dejemos engañar por algunas compañías que emplean mensajes a modo de ‘greenwashing’”, advirtió.
¿Y quiénes son los responsables?
Hace dos años, la BBC daba a conocer el impactante caso de los perros que se habían vuelto de color azul en Mumbai a causa del contacto con residuos químicos. Un hecho en el que se apoyó Paula Gorini para cuestionar el modelo de industria: “estamos en una sociedad caprichosa que no se pregunta ni de dónde viene ni adónde va”, criticó. “Hay que frenar el consumo de usar y tirar porque estamos llegando a un punto de no retorno”, afirmó la representante de AMSE.
“Es necesario reducir el consumo, comprar en tiendas y a marcas que respeten el medio ambiente, cuidar la ropa, arreglarla o intercambiarla… Tenemos que responsabilizarnos sobre el destino de nuestra ropa una vez que decidimos no volver a utilizarla”, declaró sobre el papel del consumidor, lo que fue apoyado por Gorini: “Necesitamos que en España cale el concepto de la segunda mano y que perdamos el tabú de intercambiar ropa porque es uno de los mejores ejemplos de economía circular”.
¿Qué hay de las empresas? “Deben reducir la producción, hacer menos y de más calidad; trabajar el ecodiseño y formar a sus diseñadores; evitar utilizar químicos y metales pesados en el tintado y producción; hacerse cargo de la gestión de sus residuos y realizar campañas de concienciación… Campañas de verdad”, sentencia Marina López, dibujando una clara hoja de ruta. Sin perder el optimismo, apuntó que la Unión Europea obligará a todos los municipios a reciclar los textiles de forma separada a partir de 2025; mientras que la representante de Murcia reivindicó “la introducción de un canon de contaminación y basura, al igual que se aplica a otras industrias”.
La tecnología, ¿posible solución?
“Todos tenemos nuestra parte de responsabilidad. Las marcas tienen que dar más información; el consumidor tiene que pedirla y solicitar las normas que se tienen en otros sectores y la industria tiene que ser capaz de ofrecer productos sostenibles”, reconoció Fernando Cardona, creativo de la compañía valenciana Jeanología. Fundada en 1994 y especializada en el desarrollo de tecnologías sostenibles para la industria del acabado del denim, la compañía defiende la inversión en este segmento. “Al igual que se ha hecho en otras industrias, el textil necesita aplicar la innovación y la investigación. Trabajar con tecnología permite reducir procesos y su complejidad; mejorar la reproducibilidad y la escalabilidad; aumentar la rapidez y promover la sostenibilidad”, aseguró Cardona.
Para la producción anual de vaqueros, estimada entre las 3 000 y 5 000 unidades al año, hay más de 2 millones de personas expuestas a prácticas peligrosas. Sensibilizado con la protección de los trabajadores, Cardona consideró que esta situación puede cambiar “con tecnología, trabajando con diseño e ingeniería” asegurando que los retos de la compañía pasan por “eliminar las sustancias nocivas y el riesgo de dañar la salud de los trabajadores”. No obstante, el temor ante la posible pérdida de empleos es recurrente a la hora de implementar la tecnología. “A mi modo de ver, lo que se reducen son puestos de trabajo peligrosos. La tecnología crea otras oportunidades, como puestos de diseño o ingeniería. Es una reconversión”, apuntó, poniendo como ejemplo la pionera formación especializada en diseño láser impulsada por Jeanologia en Valencia.
Otro de los miedos del sector tiene que ver con el plano económico, cuestión que Cardona no dudó en aclarar. “En esta parte de la industria, producir de forma sostenible es más barato, ahorrando agua y energía. Requiere una inversión en tecnología, pero el retorno de la misma es muy rápido: de 6 meses a 2 años”, afirmó, apoyándose en el hecho de que las herramientas de medición de consumo, como la desarrollada por la compañía: EIM (Environmental Impact Measurement), permiten analizar los procesos e identificar los elementos a mejorar.
Jeanología opera actualmente en 50 países, emplea a más de 200 personas y, en 2017, facturó 61 millones de euros. El fabricante de maquinaria textil, que pretende superar la barrera de los 100 millones en el ejercicio 2018, ya cuenta con alianzas con Uniqlo, Gap o Tommy Hilfiger, entre otros. Un caso de éxito ‘made in Spain’ que demuestra que la sostenibilidad, además de posible, puede ser rentable.
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