Retrato del sector textil portugués a través de una visita a las instalaciones de CITEVE, instituto tecnológico textil, y CeNTI, centro de nanotecnología.
07.10.2019. Pinker Moda empezó el mes de octubre con una interesante visita al CITEVE –instituto tecnológico orientado a la industria textil/confección- y al CeNTI – centro de nanotecnología y materiales técnicos, funcionales e inteligentes-. Ubicadas en el norte de Portugal, concretamente en Vila Nova de Famalicão, ambas instalaciones cuentan con las tecnologías más avanzadas para llevar a cabo labores de investigación, desarrollo e innovación.
Braz Costa, director general de CITEVE y Chief Executive Officer en CeNTI, hizo una interesante presentación sobre la evolución del sector textil/confección portugués. Para hacerlo, se centró en el papel que juegan ambas organizaciones tecnológicas en el desarrollo de dicha industria. Además, una vez acabada la ponencia, nos acompañó en un recorrido por las instalaciones del CITEVE y CeNTI; una visita guiada que nos ayudó a entender mejor todo lo que nos había explicado previamente.
Para entrar en materia, Braz Costa hizo una exposición retrospectiva sobre la industria lusa del textil y la moda. A pesar de que el sector haya evolucionado de una forma muy parecida al resto de Europa, el caso de Portugal goza de ciertas particularidades. Así, mientras la industria textil de otros países como Italia fue creada por la nobleza y destacaba por su creatividad y diseño, la portuguesa se originó en las zonas rurales, de la mano de las clases con menos recursos y formación. El origen humilde de la industria textil portuguesa hizo que durante mucho tiempo toda la tecnología fuese importada. De hecho, la industria textil portuguesa de los años 60 era equivalente a la que tienen actualmente en Marruecos.
Sin embargo, a partir de 2005 Portugal empezó a competir con el mercado asiático y puso en marcha un proceso de reestructuración industrial. Como consecuencia se redujo tanto el número de empresas como la cifra de trabajadores, ya que muchas PYME que conformaban el tejido industrial portugués fueron incapaces de hacer frente a la competencia global y al incipiente proceso de digitalización. A pesar de todo, el nuevo escenario no perjudicó las exportaciones ni la facturación del sector, sino todo lo contrario.
Fue en el año 2011 cuando la producción portuguesa empezó a ganar en valor añadido (sobre todo en textil tecnológico) y a mejorar la productividad por trabajador. El sistema productivo era cada vez más automatizado y digital y, como consecuencia, los empleados estaban más formados y los productos gozaban de un mayor valor añadido. Esa realidad confirmó que Portugal era un país plenamente industrial: los beneficios del sector evolucionaban paralelamente a la producción.
Durante su intervención, el director general del CITEVE expuso varias cifras clave para ilustrar la evolución del sector textil portugués en los últimos años. Habló, concretamente del comportamiento de los principales indicadores entre 2009 y 20018. Así:
Braz aseguró que la mejora en las exportaciones era un dato a celebrar ya que “la industria textil portuguesa no debe depender de Inditex. “Es bueno vender al extranjero y exportar fuera de Europa”, añadió Costa.
Braz Costa habló también sobre los principales clientes de la industria lusa, comparando el volumen de exportaciones entre 2017 y 2018 por países. En el caso de España, primer comprador de Portugal, la cifra disminuyó en un -3,9%; Francia presentó un comportamiento positivo de +1,2%; Alemania redujo su actividad en un -1,3; el Reino Unido redo cedió un -3,3%; e Italia, en cambio, aumentó un +34,8% sus adquisiciones textiles en Portugal. En pocas palabras, las exportaciones dentro de Europa mejoraron un +4,7% entre 2017 y 2018; mientras fuera del continenteel incremento quedó limitado a un +1,3%.
Braz mencionó el cambio climático como potencial responsable del comportamiento incierto de la industria textil actual. Según el propio director del CITEVE, el nuevo escenario “no es malo ni bueno. Se trata sencillamente de una realidad que hace que las compras deban ser mucho más reactivas al clima”.
Se trata de un Instituto Tecnológico Textil que brinda soporte y servicios tecnológicos a empresas del sector textil/confección. Entre las labores de dicho centro destacan el diseño y desarrollo de productos; la creación de prototipos; las pruebas; y la investigación y desarrollo de aplicaciones innovadoras; así como servicios de consultoría, capacitación e inteligencia en el sector textil (moda, textil-hogar y automoción).
Trabajan todas las actividades y sub-sectores relacionados con la industria textil y lo hacen de forma vertical (desde la materia prima hasta el producto final, pasando por la logística y el comercio). Los trabajadores de CITEVE son profesionales que dominan tanto las labores de laboratorio como la realidad de la industria; un requisito indispensable teniendo en cuenta que el centro aspira a brindar soluciones prácticas a las empresas, asesorándolas en el proceso de adopción de dichas tecnologías.
Además, el hecho de que se trate de un centro privado (financiado en un 70% por empresas privadas), hace que el CITEVE deba trabajar con tiempos cortos y realizar tareas muy útiles para que satisfagan las necesidades de dichas compañías.
La historia del CITEVE evoluciona paralelamente a la de la industria textil portuguesa. Entre 1934 y 1989 operó el Instituto Textil Público, naciendo aquél mismo año el CITEVE que conocemos hoy en día. Uno de los primeros desafíos del nuevo instituto tecnológico fue mejorar la calidad del sector textil portugués para hacerlo más competitivo. Así pues, se invirtió en un laboratorio.
En los años 2000, Portugal había mejorado mucho en términos de productividad pero el trabajo seguía siendo muy manual y básico. Además, el coste de la mano de obra lusa era mucho más elevado que la de los nuevos competidores asiáticos, por lo que el precio ya no era un factor diferencial del textil portugués. Ante este escenario, el siguiente desafío del CITEVE sería aportar valor añadido a los productos textiles para evitar que los clientes apostasen por otros mercados más económicos.
La apuesta por el valor añadido hizo que, a partir de los años 2000, el perfil de los trabajadores evolucionase y empezaran a abundar aquellos con formación superior: los ingenieros textiles. A pesar de todo, la formación genérica no era suficiente y en pocos años se empezaron a necesitar más técnicos especializados en partes concretas de la cadena de valor textil. Por este motivo se creó la escuela de tecnificación.
Gracias a esta evolución y desarrollo, la industria textil lusa estaba preparada para hacer frente a una gran amenaza: China. Portugal era más caro, pero supo dotar a sus productos de valor añadido; explotar el potencial de su ubicación estratégica para suministrar con rapidez a toda Europa; y entregar comandas en tempos cortísimos gracias, en parte, a la dinámica de trabajo frenética que Portugal desarrolló “gracias” a las exigencias de su gran cliente: Inditex.
Actualmente el CITEVE ofrece asistencia técnica y certificaciones a nivel internacional. De hecho, el 20% del su negocio procede de la exportación; una cifra considerable teniendo en cuenta que, cuando se trata de actuar a escala global, el instituto textil solo ofrece sus servicios a grandes empresas con el objetivo de amortizar la inversión que implica desplazar el equipo de CITEVE. Además, existe una especie de pacto que impide que el instituto textil explote los desarrollos hechos con fondos públicos portugueses para beneficiar a empresas extranjeras.
Para tener una idea de la envergadura y el potencial de CITEVE, Braz Costa nos ofreció una lluvia de cifras:
Entre los conceptos que maneja el CITEVE en materia de sostenibilidad destacan:
A pesar de las buenas intenciones del instituto textil y del conjunto de la industria lusa, Braz Costa reconoció que todavía están lejos de un modelo medioambientalmente sostenible. Una cuestión clave son las materias primas: Europa depende del extranjero para abastecerse. Importar materias des de la otra punta del mundo choca frontalmente con el concepto de sostenibilidad y producción en proximidad.
Además, los procesos mecánicos de los que disponemos hoy en día para reconvertir una prenda en hilo –circularidad- reducen la calidad del material en un 80%. “De momento es preferible apostar por los biomateriales, ya que todavía no tenemos la tecnología necesaria para reciclar mediante procesos físicos o mecánicos. El único problema es que no disponemos de fuentes de materias primas biológicas”, explicó Braz. Ante este escenario, el CITEVE está desarrollando sistemas de reciclaje mecánico pero sobre todo fibras naturales como la rosa o el cáñamo. Y es que, en palabras de Braz: “la mejor alternativa son las fibras biológicas”.
De lo que sí puede presumir Portugal es de ser un país altamente ecológico en lo que a fuentes de energía y tratamiento de residuos de refiere. En primer lugar, Braz aseguró que el 70% de la energía del país es eólica y que Portugal dispone de un sistema colectivo de tratamiento de aguas residuales.
En 2003 el CITEVE le sugirió al gobierno portugués crear un centro de nanotecnología para textiles. Aunque inicialmente la propuesta no fue bien recibida, con el paso del el tiempo el gobierno se dio cuenta de que el futuro de la industria estaba en la digitalización textil. Así pues, en 2006 nació CeNTI gracias a la asociación de tres universidades (Minho, Oporto y Aveiro), dos centros tecnológicos (CITEVE y CTIC) y un instituto de nuevas tecnologías (CEIIA).
Se trata de un instituto privado de investigación y desarrollo sin fines de lucro orientado a la nanotecnología y a los materiales técnicos, funcionales e inteligentes. CeNTI presume de ser una iniciativa multisectorial orientada a la industria de automoción y aeronáutica, de la arquitectura y la construcción, y del deporte y la protección personal. Además, el centro cuenta con la tecnología más avanzada para llevar a cabo actividades de investigación, desarrollo tecnológico, innovación e ingeniería en el campo de los materiales y sistemas inteligentes y funcionales.
Son expertos en desarrollo de nano-partículas (propiedades de auto lavado, antibacterianas, etc); fibras avanzadas (calcetín que puede controlar la presión del pie); nano-coating (añadir funcionalidades al textil sin modificar la composición de los materiales. Como ejemplo: aplicar una fina película para impermeabilizar una prenda sin que esta tenga tacto de plástico); printed electronics (imprimir tecnología sobre el textil. Por ejemplo asientos y moquetas calefactables); y printed lightning (textil luminiscente. Por ejemplo para el techo de un vehículo).
CeNTI cuenta con medios físicos avanzados de desarrollo, prueba, creación de prototipos y soporte de escalamiento en las áreas de nanotecnología, funcionalización y «smartization» de materiales; sobre todo en tecnologías electrónicas impresas. De hecho, una de las particularidades del CeNTI es su maquinaria para producir prototipos a escala a industrial; ya que su misión no es quedarse a la parte teórica sino demostrar a las empresas que pueden ofrecer soluciones viables y escalables.
Para lograrlo primero presentan la solución, luego el prototipo para garantizar su viabilidad y después hacen una muestra a gran escala para demostrar su escalablidad. Además, ofrecen un acompañamiento en la implementación del proceso, formación, etc.
Antes de finalizar nuestra visita por las instalaciones del CITEVE y CeNTI, Braz Costa nos habló brevemente sobre la digital micro-factory; uno de los próximos proyectos de los centros tecnológicos. Dicha investigación aspira a avanzar hacia la fabricación de proximidad bajo demanda gracias a un sistema integral que permite gestionar la cadena de valor textil desde el diseño hasta la fabricación de prendas partiendo de una comanda online individual.
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