El clúster del sector coordina a casi 40 empresas y decenas de particulares que elaboran 12.000 batas con la previsión de que estén listas en una semana
Galicia cose en silencio parte de las heridas provocadas por la pandemia mundial del coronavirus.
Días antes ya de la aprobación el pasado viernes en el Consello de la Xunta del Comité de fabricación de equipación sanitaria y para la prevención de riesgos laborales, una de las empresas integradas en la Confederación de Industrias Textiles de la comunidad (Cointega- Clúster Textil Moda) encontró en sus almacenes 30.000 metros de tejido aprovechable para confeccionar 12.000 batas hospitalarias.
Se lo hizo saber a la asociación y contactaron con el Instituto Galego de Promoción Económica (Igape) en busca de un interlocutor en el Sergas o algún otro departamento de la administración autonómica para chequear el material. Confirmada la validez, la compañía que tiene los tejidos elaboró un primer prototipo a partir del modelo remitido por las autoridades sanitarias. Con él iba también la indispensable ficha técnica que recoge la información básica de las medidas y los materiales y sirve de guía para lanzar la producción en masa, optimizando los costes, la coordinación entre todas fases de fabricación y, por supuesto,
garantizar la calidad.
El sector, uno de los más carismáticos del tejido productivo de la comunidad, retorna a sus orígenes en estos momentos tan excepcionales, apoyándose en una gran cadena industrial de patronistas, cortadores y confeccionadores donde se autoimpone el anonimato.
En el Comité de fabricación de equipación sanitaria y para la prevención de riesgos laborales impulsado por la Xunta tras conocer la movilización del sector textil gallego se mezclan responsables de la Consellería de Economía, Emprego e Industria, Igape, Sergas, Sanidade, Servizo Sociais, Xesgalica, Seguridade e Saúde Laboral... Un grupo interdisciplinar porque también la tarea que les toca tiene muchos puntos de vista. Ese primer paso que Cointega dio con las autoridades sanitarias gallegas para validar la calidad del tejido de uno de sus socios debe repetirse con el resto de materiales para asegurar la calidad de las prendas. Que sirven realmente para cumplir su función.
“Tenemos capacidad de confección de sobra, hay que tener en cuenta que muchas empresas del sector se quedaron sin trabajo con todo lo que está pasando”, recuerda el secretario general del Clúster Textil Moda de Galicia. “El cuello de botella —afirma— está en los "tejidos”. Como sucede con todo lo que tiene que ver con el material sanitario ya elaborado y los dispositivos de cuidado para las UCI en los hospitales, también la demanda de materia prima para mascarillas, batas y EPIs está disparada. Es “lo más urgente” que hay que resolver. “En esto también hay mucha capacidad en el mundo y sabemos que China, Bangladesh y el resto de principales países productores de tejidos están a toda máquina y que en una o dos semanas la situación de escasez cambiará”, señala Alberto Rocha. La disponibilidad está marcando también la intención de extender la fabricación para otros sectores, como limpiadoras y alimentación.
“Hemos tomado una decisión drástica porque nadie quiere notoriedad y para evitar de paso el oportunismo”, asegura
Alberto Rocha, secretario general de Cointega. No hay nombres de las firmas participantes en el proyecto, y por tanto de esas marcas seguramente muy reconocibles para todos.
En el clúster están prácticamente la totalidad de los grandes artífices del made in Galicia en la moda mundial. Las que cualquier lector puede tener ahora mismo en la cabeza. Pero esta vez no toca la publicidad.
Hasta el punto de que el protocolo de organización interna estipula una “política de comunicación” muy estricta. “Aquí —resume— nadie quiere posar para una fotografía”.
La emergencia social y ese primer ofrecimiento por parte de la empresa propietaria del tejido
desembocó en “una avalancha” de ayuda dentro del clúster “por parte de los propios socios, pero también de particulares con conocimientos de confección y máquinas de coser en sus casas.
Las olas de solidaridad también hay que gestionarlas para que funcionen. De ahí que Cointega optara por recopilar toda la capacidad productiva disponible, como si de un enorme taller se tratara, incluidas las conexiones entre los diferentes centros de actividad y las posibilidades de envío entre unos y otros. “Estamos viendo que hasta un empleado de una de las empresas se presta a usar su propio coche para llevar la tela”, reconoce Rocha.
El esquema permite tener siempre a mano la información necesaria para tomar las decisiones de producción. En el caso de las primeras 12.000 batas, el trabajo se ha repartido entre varias empresas: una se encarga del corte y otras dos de coser.
Desde allí saldrán hacia las dependencias del Sergas. ¿Cuánto tiempo tardarán? El plazo estimado es de una semana.
El proceso se está acometiendo a una velocidad de vértigo para los talleres. Desde Cointega confían en que, una vez engrasado el mecanismo, la entrada en producción pueda reducirse a solo tres días en lugar de los cinco que se tardaron en poner en marcha la remesa inicial de batas desde que se recibieron los tejidos por parte de la compañía asociada. “La implicación —explica Rocha— es enorme”.
Aunque algunas de las empresas están por la labor de ceder gratis los tejidos y no cobrar nada por la elaboración de las batas y las mascarillas, Cointega considera que “lo más razonable” es intentar tener alguna retribución.
Los ingresos permitirían aliviar la tensión financiera que sufre también el sector con el parón de ventas y blindar, al menos una parte, del empleo. “Se trata de buscar unas ganancias razonables para evitar un ERTE”, detalla Rocha, dentro de un sector del que dependen más de 11.000 trabajadores, sin contar la rama comercial del textil. A eso mismo apuntó el presidente de la Xunta, Alberto Núñez
Feijóo, durante el anuncio del comité que desde la Xunta supervisará la producción externa del material de protección para los sanitarios. Se sacarán adelante los expedientes de gasto que sean necesarios “para comprar todo lo que podamos aquí”. “No es un momento fácil”, reconoció, en referencia a la disponibilidad de mascarillas, batas y otros artículos en el mercado. El Ejecutivo autonómico autorizó, además, el lanzamiento de líneas de financiación a fondo perdido para las fábricas que requieran liquidez para adaptar su maquinaria a la confección de este tipo de productos.
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