La primera colección de ropa de entretiempo mezcló símbolos marineros, pijamas de playa y camisas de cuello abierto. Estilismos holgados para un nuevo modelo de mujer. Gabrielle Chanel, la pionera y admirada Coco, supo aprovechar la metamorfosis de los hábitos de consumo entre sus adineradas clientas y el bum de los cruceros de la alta sociedad en los meses de frío hacia País Vasco, la Costa Azul y Lido (Venecia) para llenar el vacío entre cada temporada en su boutique de Biarritz. Desde esa ruptura en el esquema tradicional de la moda del reparto entre primavera-verano y otoño-invierno pasó ya más de un siglo.
Y hoy, diluidas las estaciones por los efectos del cambio climático y la rotación de diseños tan frenética de las firmas de fast fashion, está más vigente que nunca. La emblemática casa francesa de alta costura tenía previsto el desfile de su nueva colección crucero el 7 de mayo en Capri.
El coronavirus lo impidió. Lo hizo un mes después. Digital. Una pieza audiovisual de 7 minutos y 13 segundos sin pasarela ni contacto entre modelos que marcan un antes y un después en la industria y da muchas pistas de por dónde va la nueva normalidad en el textil.
“Las ferias van a cambiar por completo”, explica Alberto Rocha, secretario general de Cointega-Clúster Gallego Textil Moda. La inmensa mayoría de firmas del sector, las de aquí y en todo el mundo, no viven de las pasarelas, pero sí de ese enorme escaparate montado alrededor de las semanas de la moda de Madrid, Barcelona, Londres, París y Milán; y, sobre todo, de los certámenes sectoriales que cruzan vendedores y compradores en los meses previos a cada temporada.
Sin aforo ilimitado hasta no se sabe cuándo para evitar rebrotes de la pandemia, a las empresas de ropa les pasa un poco lo que a la actividad de oficina con el teletrabajo: la progresiva digitalización se acelera y brinda una ocasión perfecta para ser incluso más eficientes.
¿Cómo? Omnicanalidad, también para la promoción. “Es una de las patas en las que estamos trabajando”, confirma Rocha. El textil gallego, como el resto del tejido productivo, está plagado de pequeñas y medianas empresas que no tienen la capacidad suficiente para adoptar por ellas mismas una alternativa a las ferias textiles internacionales. Cointega analiza las opciones posibles para crear una plataforma adecuada para ellas. “Es una buena oportunidad, además, para amplificar la clientela”, subra ya su secretario general. Las ferias son citas generalistas y acotadas quien acude. “Ahora podríamos ir a un segmento transversal –añade
Rocha– pero a nivel global”. La patronal textil gallega acudirá con una propuesta a la Xunta para pedir su respaldo dentro de la batería de medidas que la administración autonómica baraja para la reconstrucción económica tras el Covid19. “No se trata de una subvención recurrente, sino de tener una palanca para arrancar”, detalla.
El textil y la confección de ropa encabezan junto a la automoción el varapalo de la producción de la industria de Galicia durante el mes más duro del confinamiento, el de abril, con caídas del 70,8% y el 93,4%, respectivamente. Entre ambas representan cerca del 5% de la actividad. Según la Asociación empresarial del comercio textil, complementos y piel nacional (Acotex), las ventas de ropa en España se desplomaron un 70,3% en marzo, un 80,5% en abril y un 72,6% en mayo.
Radiografía
Al cierre de 2018, en Galicia existían 324 empresas de la indus- tria textil y 906 dedicadas a la fabricación de ropa, donde se concentra el progresivo adelgazamiento del sector. Desde 2014, la comunidad perdió una de cada diez firmas de confección y 450, un tercio del total, en comparación con 2008. La inmensa mayoría de las operativas en ambas actividades, el 77%, no pasan de dos empleados, según os últimos datos de la Explotación del directorio de empresas y unidades locales publicado por el Instituto Galego de Estatística (IGE). La parálisis de las compras durante los primeros meses con el virus y el consumo lastrado por el empobrecimiento de la población son una nueva bomba para el sector, que acumula existencias, y el correspondiente gasto, sin apenas margen de salida antes de la nueva temporada.
“Dinero, liquidez, es una prioridad”, avisa Alberto Rocha. Con todos esos números sobre el mercado de la moda en estos momentos no es difícil hacerse una idea de lo mal que lo pueden estar pasando “muchas empresas”. “No se pueden dar nombre porque sería peor, que darían expuestas a una situación todavía más complicada por el cierre de la financiación o los proveedores”, recuerda el secretario general de Cointega. Buena parte del activo de las firmas del textil es inmaterial. “La reputación de la marca, la relación con los clientes y el vínculo con los proveedores”, indica Rocha, que admite que en el sector preocupa que esta nueva crisis se lleve por delante algunas enseñas de gran valor en concursos de acreedores atropellados. ¿Cómo sucedió con Caramelo? “Por ejemplo”, responde.
Cointega se está movilizando para preparar una especie de “escudo de marcas” para, si alguna de ellas no puede salvarse, la actuación sea “muy rápida” y exista otra dispuesta a asumirla. Los contactos entre las firmas sirven de “politización” de cara al auxilio. “Empieza a existir una sensibilidad en el sector respecto a la importancia del tamaño”, admite Rocha. Los inversores, sean fondos especializados u otras colegas de la moda, permitirían dar esa ansiada continuidad a la marca aunque se integren los negocios. “No se pierde la identidad”, remarca el secretario general de Cointega, que hace hincapié también en la importancia de aligerar la estructura de costes. Tal y como están las cosas, el textil da por hecho que habrá “cierres de tiendas”. “El modelo actual está caducado –asegura–. Lo estamos viendo con, por ejemplo, Inditex y su reagrupación en tiendas más grandes”.
Fuente: Faro de Vigo
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