De cada diez euros que venden las empresas gallegas en el extranjero, más de dos corresponden al textil, que ha conseguido mantener en Galicia el capital y los centros de decisión de sus principales enseñas.
La importancia del sector textil y de la confección para la economía gallega se resume en dos cifras: el 11,12 % que representa en el producto interior bruto de la comunidad y el 20,9 % que aporta a las ventas gallegas en el exterior -3.443 millones de euros solo en vestuario vendido a más de un centenar de países el año pasado-, lo que lo sitúa como el principal sector exportador de Galicia, por delante de la automoción, con más de tres puntos de diferencia.
Datos que es imposible explicar sin recurrir al ya manido efecto Inditex. Porque la realidad es terca y señala al gigante de Arteixo como explicación de por qué Galicia lidera desde el 2003 las exportaciones de vestuario, adelantando a Cataluña, y por qué estas se han incrementado un 50,5 % en solo cinco años, coincidiendo con la mayor crisis económica desde la Gran Depresión. La Confederación de Industrias Textiles de Galicia (Cointega), el clúster del sector, refuerza esta idea recordando que las dos provincias donde el grupo que preside Pablo Isla tiene los domicilios fiscales de sus principales cadenas (A Coruña y Barcelona) aportan el 71,8 % de las exportaciones españolas de ropa y que el ascenso de la tercera, Zaragoza, se produjo tras la apertura de un centro logístico de Zara.
Pero, aunque en otras magnitudes, hay mucho más textil en Galicia fuera de Inditex, como demuestra el hecho de que en el último año se haya marcado un nuevo récord de empresas exportadoras, 288, circunstancia que Cointega vincula a la creación de nuevas firmas, fruto en algunos casos de iniciativas de exempleados de la multinacional arteixana que cuentan con un bagaje «que hace presumir que asistiremos a sorpresas muy positivas», avanzan en el clúster. Aunque la confección femenina sigue siendo la pieza clave en la exportación (representa un 70 % del total), la masculina reduce distancias gracias a sus mayores tasas de crecimiento (14,6 % en el 2013, frente al 7 % de la de mujer y la ropa íntima y de baño).
Pero, ¿qué diferencia el textil gallego de otros sectores estratégicos para la economía gallega? Quizás su mayor ventaja competitiva consiste en que el capital y los centros de decisión de las grandes empresas están situados en Galicia, cuyo modelo de negocio las sitúa en las fases de mayor valor añadido de una cadena de producción que tienden a controlar.
Ese control sobre la cadena de valor, junto a la alta rotación del producto y la apuesta por las tiendas propias y las franquicias frente a un modelo multimarca en caída libre ha permitido también reducir la estacionalidad que antes marcaba las exportaciones del sector, que se concentraban en los meses previos al inicio de cada temporada, mientras que ahora se reparten de forma casi homogénea durante todos los meses del año.
En cuanto a los destinos de esas exportaciones, los principales mercados siguen siendo los países de la Unión Europea, liderados por Francia, Italia y Portugal. Así, entre los diez principales clientes del textil gallego -que concentran el 70 % de las exportaciones- solo se cuela un país de fuera de la UE: México.
En lo que respecta a las importaciones, la radiografía de la cadena de aprovisionamiento permite comprobar cómo se consolida la estrategia de producción en proximidad, con Portugal como principal proveedor. Del país vecino se importaron el año pasado mercancías por valor de 417 millones de euros, con un crecimiento del 6,8 % en el último año, bastante inferior al 87 % que repuntan las importaciones desde Rumanía, que compensa las caídas en Marruecos y Túnez. Mientras, en Asia, las empresas gallegas buscan nuevos proveedores en Pakistán y Camboya, mientras se estanca la producción en China.
Una acción exterior en la que las empresas cuentan con el apoyo de la Consellería de Economía e Industria, que ha articulado dos grandes líneas de actuación dentro del plan estratégico sectorial articulado junto a Cointega. Así, se diferencian las actuaciones denominadas poalla (lluvia fina) destinadas al conjunto de las empresas del sector de aquellas enfocadas a objetivos concretos.
Entre las primera destaca la orden de apoyo a la promoción e internacionalización, a la que se destinaron 650.000 euros el año pasado para apoyar la labor de empresas que, según el clúster, «siguen incrementando sus inversiones en prospección de mercados y refuerzo de marca, lo que hace presagiar que las exportaciones seguirán creciendo en el futuro».
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