La escasez de semiconductores, el encarecimiento del transporte marítimo y costes de producción o las restricciones
para controlar la pandemia han complicado el arranque del año - Internacionalización e innovación, determinantes.
Por más que hacer planes pueda parecer una quimera –o una costumbre vintage, al menos para los restringidos ciudadanos de a pie–, en empresa hay que planificarse. Programar, realizar proyecciones, adaptarse a la demanda, buscar nichos de mercado.
Aunque los sustos se cuenten ahora por olas –y van tres–, y aunque nunca los retos hayan sido tan escarpados.
Los 72 días que hemos gastado del 2021 no han estado exentos de contratiempos, pero no han truncado las expectativas de que este año sea el de la remontada. O el de coger carrerilla para el siguiente. “Está siendo como atravesar por primera vez y entre niebla el Atlántico Norte.
En estos momentos, las empresas que han conseguido sortear los icebergs empiezan a ver con nitidez la tierra a la que están arribando”, ilustra el secretario general del Clúster Textil Moda de Galicia (Cointega), Alberto Rocha. Automoción, metal, conserva, pesca extractiva y granito coinciden en dos claves para conseguirlo: las vacunaciones, con una elevada ratio de inmunización de la sociedad, y el correcto y ágil uso de los fondos de recuperación. “La realidad está mejorando levemente las previsiones que realizamos a principios de año, pero no será hasta 2022 cuando se retome el nivel de producción mundial de 2019”, aprecia el gerente del Clúster de Empresas de Automoción de Galicia (Ceaga), Alberto Cominges. “En España está
previsto producir 2,6 millones de vehículos, lo que supondría un crecimiento del 17% con respecto a 2020”.
La demanda interna de vehículos ha sido catastrófica en enero y febrero, que organizaciones como Anfac (fabricantes) o Faconauto (concesionarios) han atribuido al fin de los incentivos a la compra y el incremento del impuesto de matriculación. La escasez mundial de microchips semiconductores, utilizado para la gestión del motor o de los sistemas de asistencia a la conducción– ha sacudido un poco más a esta industria, que factura el equivalente al 14% del PIB gallego. De ahí que en Ceaga vinculen las previsiones de producción a
la evolución de esta crisis, de carácter global. “Siempre y cuando el problema de la falta de semiconductores no se agrave –resume Cominges–, ya que en estos momentos prácticamente
todos los OEM [original equipment manufacturer] han anunciado paradas de producción por la falta de estos componentes”.
El primer tramo del año también ha enfriado un poco los ánimos en la industria metalúrgica. Apunta el secretario general de la patronal Asime, Enrique Mallón, que “con el paso de los meses, y ante el mantenimiento de la situación de pandemia, se han ralentizado o paralizado proyectos que ya estaban en sus últimas fases de negociación, o incluso al inicio de su desarrollo, por lo tanto, ha sido probablemente la desconfianza en el futuro próximo la que ha provocado un efecto relativamente inesperado”.
Este feeling es compartido en la actividad granitera, con la condicionalidad de que la construcción “reacciona de forma más lenta frente a los problemas globales”. Preocupa, y mucho, el caos logístico que se ha desatado en el transporte marítimo. Las durísimas medidas de inspección en los mercantes y puertos, primero, y la escasez de contenedores vacíos, después, ha provocado una inflación en los precios a nivel global. “No es que sea grave, es que es gravísimo”, añade el secretario general de la patronal conservera Anfaco-Cecopesca, Juan Vieites, recién elegido patrón de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG). Para la piedra natural, particularmente, el de los contenedores es un problema que “hace muy difícil la gestión con los clientes globales, es un factor de competitividad.
Más coste y peor calidad de servicio”. “Habíamos depositado muchas esperanzas en que el 2021 fuera un año de importante recuperación del crecimiento, pero se han trastocado
nuestros planes”, expone el presidente de la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI), Javier Touza. “Las actuales restricciones en el canal horeca (hostelería, restauración) siguen teniendo un fuerte impacto en nuestras ventas, especialmente en el pescado fresco”. La logística, tanto para relevos de tripulaciones, transporte o entrada a puertos, no ha dejado de ser una pesadilla. En el textil, culmina Rocha, “los ganadores están siendo quienes mejor están fusionando lo físico con lo virtual, lo que no está siendo fácil para las pymes, por la ingente cantidad de recursos que se necesita, de manera que para garantizar un ecosistema equilibrado será más necesario que nunca el apoyo público”.
¿Y el futuro? “En nuestras previsiones ya hemos tenido en cuanta dos factores que son clave: la vacunación de la sociedad y una gestión ágil y eficaz de los fondos europeos de recuperación”.
Es el pronóstico de Alberto Cominges, común en los demás sectores. Como el metalúrgico. “Nuestros empresarios y directivos tienen la convicción de que cuando alcancemos ese aproximadamente 70% de vacunación la industria gallega comenzará con fuerza una recuperación relevante”, resume Mallón. O el pesquero, como añade Touza. “Esperamos que, tras el acuerdo de libre comercio, se vaya definiendo con más exactitud la situación posBrexit, y que los fondos Next Generation y Brexit puedan contribuir al relanzamiento de nuestro sector”. “La victoria sobre la enfermedad traerá cambios sociológicos, que sin duda se trasladarán a la forma en que nos vestimos, por lo que me atrevo a pronosticar un florecimiento del sector, que incluirá la aparición de nuevas empresas que se adelanten a cubrir esta demanda latente”, zanja Cointega
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