Fashion Revolution ha publicado su Índice de Transparencia de la Moda 2021, que confirma que la industria avanza en esta materia, pero de forma más lenta de lo deseable. Fashion Revolution ha analizado las 250 marcas y minoristas de moda más grandes del mundo a partir de su información pública sobre políticas, prácticas e impacto medioambiental y de derechos humanos en sus operaciones y cadenas de suministro.
Ninguna marca ha obtenido más del 80% de los 250 puntos posibles. La única que se acerca es la italiana OVS (78%), que se sitúa a la cabeza del ranking, un puesto en el que sustituye al gigante sueco H&M, en segundo lugar este año. En el tramo de entre el 60% y el 70% se sitúan The North Face, Timberland, C&A, Vans y Gildan. Otras marcas bien posicionadas son Esprit, Benetton, Calvin Klein,Tommy Hilfiger, Van Heusen, Gucci, Converse, Nike, Ugg, Adidas o Reebook.
Zara se coloca, con el 36%, por detrás de rivales como la citada H&M (68%), Uniqlo (42%) y Primark (38%). Con la misma puntuación encontramos a Pull&Bear, Bershka, Massimo Dutti y Stradivarius. Más abajo se sitúan otras empresas españolas como El Corte Inglés (28%), Mango (26%), Desigual (21%) y Cortefiel (15%).
Si bien Fashion Revolution reconoce que, si bien en términos generales el sector de la moda es cada vez más transparente, el progreso está siendo demasiado lento en cuestiones clave como prácticas de compra, dignidad salarial, sobreproducción, uso de agua y emisiones de carbono en la cadena de suministro. Las firmas que han evolucionado de forma más positiva durante este último año son el líder, OVS (+44%), y la marca de calzado Ugg (+37%) Por contra, algunas han ido para atrás. Es el caso de Wrangler (-24%), Adidas (-15%), Reebok (-15%) y Marks and Spencer (-12%). El ranking también revela que hay bastantes firmas importantes que obtienen con una calificación del 0%, entre ellas, Billabong, Max Mara, Quiksilver, Pepe Jeans, Roxy, Tom Ford y Tory Burch.
En general, las marcas son cada vez más abiertas con su información sobre fabricantes, proveedores o instalaciones. Sin embargo, se muestran más reacias a ofrecer datos sobre lo que hacen con sus excedentes de producción y el uso de plástico. Según el informe, casi una tercera parte de las principales marcas (32%) afirman tener planes de recogida de ropa, pero solo el 22% revela qué sucede con esa ropa después, lo que en muchos casos significa que la ropa no deseada se revende en el extranjero y no se recicla. Más de una tercera parte de las grandes marcas (36%) también han publicado sus progresos en reducción del uso de plásticos en envases, pero solo el 18% informa sobre la utilización de textiles derivados de combustibles fósiles vírgenes, que los consumidores no suelen reconocer como plástico.
“El Índice de Transparencia de la Moda de este año muestra signos alentadores de que se están logrando algunos avances en la transparencia, pero hay mucho más que las grandes marcas deben hacer en esta área”, indica Sarah Ditty, directora de política global de Fashion Revolution y autora del informe, en un comunicado. “Las marcas y minoristas más grandes del mundo revelan muy poco sobre sus esfuerzos para abordar temas importantes como malas prácticas de compra, salarios dignos, igualdad racial y de género, sobreproducción y desperdicio, uso de agua y emisiones de carbono en la cadena de suministro”.
La organización recuerda que solo el 1% de las principales marcas del sector de la moda revelan cuántos de sus trabajadores reciben un salario digno y solo el 3% ha declarado cuántos de los trabajadores de su cadena de suministro han sido despedidos por la COVID-19. "Las marcas han seguido obteniendo beneficios durante la pandemia, mientras que los trabajadores de la confección han soportado los efectos devastadores de sus pedidos cancelados".
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