La industria y el comercio de moda llevan casi 18 meses sumidos en una crisis de consumo: confinamiento, cierres de tiendas y crisis global de mercado tienen a prácticamente todo el sector haciendo ajustes, cuando no de producción, de capacidad de red de ventas. Y ahora viene el encarecimiento de las materias primas y la logística. «La presión comienza justo al principio de la cadena de valor: en el campo. A principios de junio, los precios del algodón indio se dispararon hasta su máximo en 11 años, hasta 14.000 rupias por maund (40 kilos) debido a la escasez de esta fibra», afirma José Antonio Conde, presidente de Cointega, la patronal gallega del textil y la moda. «Se encarecen las materias primas: el algodón, el poliéster, la seda... y se encarece el abastecimiento y el transporte y todo eso está afectando muchísimo y empeorando en tiempos de entrega», explica el empresario dueño de la firma Alba Conde, que pone un ejemplo: «Un producto italiano, que lo terminan en Bulgaria, tardó 10 días en llegar a A Coruña. Las cadenas de logística tienen difícil llenar los camiones y no tener pérdidas. Yo he recibido una mercancía de Barcelona que vino a A Coruña por Oporto», relata Conde.
«Toda la cadena logística está dañada. Hay menos transporte y más caro, pero el problema no es solo el coste, sino que la fabricación se para porque el pedido no llega a tiempo. Antes venían dos camiones a la semana de Italia a Galicia, ahora viene uno, cuando viene. Esto genera una tendencia especulativa, porque si quieres más tienes que pagarlo. ¿Al final quién paga el sobrecoste? El empresario y el consumidor», asegura.
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