El país se desploma en la red de proveedores de las firmas de moda de la comunidad tras la tímida relocalización de 2020 Ya le superan Bangladesh, Marruecos e incluso China
Las webs de las grandes cadenas de ropa y complementos mezclan el escaparate de la nueva colección con destacadas ofertas de más del 50%. Van dos semanas de rebajas y el sector quiere espantar la idea de otro año tan negro como el pasado 2021. Las ventas retrocedieron un 13%, según la Asociación Nacional de Moda Retail (Acotex), después del desplome superior al 41% que registraron ya en 2020 por culpa de la pandemia.
El fuerte impacto de la variante ómicrom es el enésimo quebradero de cabeza para el comercio textil, temeroso también por el incremento de los costes del transporte, las materias primas y la energía. Aún así, hay más cifras que son tendencia en la industria de la confección y muestran una importantísima recuperación. Es la actividad con mayor ascenso de la producción manufacturera en Galicia entre enero y noviembre,
un 52% por encima del mismo periodo del ejercicio pasado; y el negocio exterior roza niveles precoronavirus. Aunque con
cambios de calado en la red de proveedores.
Con la aparición del COVID-19, el tráfico internacional saltó por los aires y la deslocalización afloró sus muchas debilidades. Para intentar solventar el desabastecimiento, las firmas de moda de la comunidad volvieron a la producción en cercanía. Portugal recuperó el liderazgo en el armario de Galicia.
Del territorio vecino llegó casi una cuarta parte de todas las prendas importadas, en niveles muy parecidos a la etapa dorada de los talleres lusos antes de que la falta de mano de obra se convirtiera en un grave problema y apareciese Turquía en el tablero del sourcing global. “El país está capitalizando parte del papel que antes tenía
Portugal, pero también a costa de Asia”, explica Alberto Rocha, secretario, general de la patronal textil gallega, Cointega-Clúster del sector textil-moda de Galicia, que vincula el vuelco a los movimientos de Inditex
en sus aprovisionamientos. Mientras Portugal, se queda tan solo con el 10% de la cuota de las importaciones de textil de Galicia, Turquía pasa del 21% en 2020 a más del 28% entre enero y octubre de 2021, casi 300 millones de euros, según el último balance de la Secretaría de Estado de Comercio. En la escala global de la industria de la moda, Turquía sigue siendo un proveedor de cercanía, con el que es fácil modular las colecciones en función de la respuesta de los clientes y, además, aligera los costes de logística, sin que su vertiginosa inflación interna –un 36%– suponga por el momento una barrera.
La confección lusa pierde terreno, alejándose de esa aparente tendencia a la relocalización del textil
que se vislumbraba en 2020. Y no solo por el empuje de Turquía. Bangladesh se agarra al textil para salir del ranking de los países menos desarrollados del planeta. Ahora mismo es el segundo gran proveedor de las marcas de moda de Galicia –alrededor de 193 millones de euros en importaciones, un 18% del total–, por encima de otros dos mercados que también vuelven a ganar posiciones: Marruecos (17,9%) y China (10,2%).
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