El sector incorpora las fábricas lusas a su cadena de valor y dispara su producción.
Inditex, junto a más de 300 pequeñas y medianas empresas gallegas, están tirando de un potente sector textil que acaba de cerrar el ejercicio del 2014 con un crecimiento de las ventas del 3 %, según la patronal nacional Acotex (Asociación Empresarial del Comercio Textil). El balance aun no es oficial, pero este incremento situaría la facturación próxima a los 4.000 millones, siempre sin incluir el negocio facturado por el grupo que preside Amancio Ortega (casi 13.000 millones en ventas en los 9 primeros meses del año).
¿Será que la crisis ya ha pasado para este estratégico negocio en Galicia? No exactamente. El sector atribuye este crecimiento a un mercado nacional que empieza a dar señales de vida pero, sobre todo, a su esfuerzo por vender fuera de España y al éxito de un modelo de producción que deja atrás la aventura low cost asiática y vuelve a fabricar en proximidad, de la mano de un aliado estratégico: el textil portugués. Los beneficios van en ambas direcciones. Mientras las empresas gallegas ganan en competitividad y rebajan su factura de costes, la industria portuguesa vive un auténtico bum y roza el límite de su capacidad. Hasta el punto que hay fábricas que no pueden aceptar nuevos encargos.
A pesar de las crisis que han azotado al sector en la última década (primero con la liberalización del comercio, en el 2005, y luego con el ahogo financiero), el textil en Portugal ha mantenido su estructura y se ha sabido adaptar a una nueva demanda de series cortas con elevado valor añadido. «Hemos recuperado los números de antes de la crisis», asegura el director de la Associaçao Têxtil e Vestuário de Portugal (ATP), Paulo Vaz. Y se ha hecho incluso habiendo reducido empresas y plantillas.
En la producción en proximidad, Portugal juega la carta clave del denominado fast fashion que permite a los fabricantes lanzar varias colecciones por temporada. De hecho, la proximidad de Galicia con el principal clúster textil de Portugal, situado al norte del país, ha contribuido en parte a esta reactivación. Inditex, Textil Lonia, Bimba y Lola o Adolfo Domínguez son algunos de los nombres de la moda en Galicia que pasan a diario a producir al país vecino.
«Por primera vez en muchos años, el sector no destruye puestos de trabajo, e incluso está creando empleo», dice Paulo Vaz, que cifra en un 30 % el peso de la producción que las empresas lusas del textil envían a Galicia. «Este año hasta el tercer trimestre, las ventas al exterior crecieron un 9,2 %, un récord desde hace muchos años», señala Vaz, que explica de este modo el fenómeno: «El retorno de la producción textil se está produciendo porque las marcas necesitan reducir sus tiempos de reacción y aminorar los costes de transporte y logística».
Portugal «calidade»
La estrategia ha dado un giro. «La demanda de series cortas de producto, la necesidad de poner de forma rápida en el mercado colecciones y la mejora de condiciones laborales en países lejanos hacen que ya no resulte tan rentable acudir a proveedores lejanos», sostiene Braz Costa, director del prestigioso Citeve luso (Centro Tecnológico Têxtil e Vestuário) que explica la evolución del sector luso para encaramarse a la cadena de valor de Zara o Massimo Dutti.
«En los 80, cuando en España repuntaba en el textil, con Inditex al frente, en Portugal éramos la China del norte de Europa», dice Costa. Explica que en Portugal, sin embargo, era imposible renunciar a un área que era responsable de una tercera parte del comercio exterior del país. Ahora la realidad del sector es otra. «Las empresas han adquirido eficiencia. Tenemos un plazo de ejecución y entrega inmejorable. En dos o tres semanas, el pedido se realiza en cualquier lugar de Europa», asegura Vaz.
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