Conociendo los diseños de D-Due, esa moda que tiene poco que ver con el fashion victimismo y bastante más con «una filosofía que busca poner en valor el pasado, los orígenes, el estilo de vida de Galicia», según indican desde la firma, uno puede imaginarse que las mentes creativas que hay detrás de ellos tienen que ser especiales. Y lo son. Charo Froján, fundadora de la casa y responsable de diseño de la misma, lo es.
Responde desde París, donde presenta la colección en una de las ferias más importantes del sector, la Tranoi. Lo hace mientras contacta con distribuidores de todo el mundo para que D-Due siga afianzándose en distintos mercados. Pero imprime tanta calma a la conversación, cuenta las cosas con tanto mimo, que uno acaba pensando que, en realidad, está tranquilamente sentada en su casa.
Charo Froján cuenta que estudió Moda en Barcelona y Milán y, tras un período profesional fuera de su tierra, decidió volver a Taragoña (Rianxo) «para echar una mano en el negocio familiar». De ahí salió D-Due. Desde entonces, apuesta por una moda que ponga en valor a las personas que la hacen. «Hay manos expertas detrás de cada prenda, manos entregadas a la costura durante décadas. Y eso hay que transmitirlo. La moda tiene que tener en cuenta el lugar donde está hecha, el origen», indica.
Aficiones y trabajo juntas
Habla con pasión de su oficio y es en ese punto cuando dice: «La verdad es que mis aficiones tienen mucho que ver con mi trabajo, todo se acaba confundiendo. En mi caso no hay límites». Al preguntarle si conjuga el verbo conciliar, señala: «En mi caso entregué mi vida al trabajo, y si tuviese hijos no creo que fuese fácil». Eso sí, indica que en su empresa solo hay un hombre frente a más de veinte mujeres, y sentencia: «No sé cómo lo hacen, pero su vida personal no interfiere en sus trabajos».
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