La primera generación de empresarios, surgida entre los años 60 y 80, encauza su relevo natural y garantiza la continuidad de una industria que factura 8.000 millones.
a industria textil gallega es Inditex y mucho más. Existe un potente sector, integrado por 300 pequeñas y medianas empresas que, el año pasado, por primera vez desde la crisis, consiguió mantener el tipo sin retrocesos de facturación, y cerrar el ejercicio con algo más de 8.000 millones de caja.
El sector de pymes textiles surgidas entre las décadas de los 60 y los 80 tiene una marca de calidad reconocida en los mercados de moda internacionales, y vende casi más fuera que dentro de España (algo más del 50 % en el 2014). Ha sabido mantenerse, pero ahora necesita garantizar su futuro, y lo está haciendo abriendo paso al relevo generacional.
Los hijos de la primera hornada de la Galicia Fashion han estudiado Económicas, Empresariales o Dirección y Administración de Empresa, tiene másteres en el extranjero, piensan y hablan en varios idiomas y muchos de ellos son nativos digitales con hambre de comerse el apetitoso mercado on line que se les atraganta a sus progenitores.
Alba Conde, Florentino, Selmark, Nanos, Pili Carrera o Foque son algunos de los ejemplos del proceso de transición generacional que están en marcha o ya plenamente consumados, aunque bajo la fórmula de convivencia de padres e hijos, bajo el esquema de una empresa familiar.
Queda en familia
Hay otras fórmulas de relevo. Por ejemplo la de los que han decidido fundar la empresa ya con el problema de la sucesión solucionado. Alberto Rocha es secretario general de Cointega (Clúster Gallego Textil Moda) pone como ejemplo el caso de Bimba & Lola, «donde María y Uxía Domínguez han contado desde el principio con la mano invisible de su padre, Jesús Domínguez, a quien sus colegas y competidores más veteranos consideran el más listo del sector, salvando el caso excepcional de Amancio Ortega, situado ya en el Olimpo de los mitos», asegura.
El relevo también está en marcha en el gigante textil con sede en Arteixo (A Coruña). Marta Ortega trabaja ahora en Arteixo. Está dedicada a la línea Zara Woman donde coordina medio centenar de diseñadores, compradores y cazadores de tendencias. Pero, además, sigue formándose para algún día asumir los mandos de Inditex.
Carlos y Pilar López
«Satisface que el trabajo de más de 60 años continúe». Foque, que inició su andadura en 1962, está culminando el relevo generacional al frente de la compañía especializada en moda infantil. La representante de la segunda generación familiar, Pilar López Blanco, hija de Carlos López, dejó la trayectoria periodística que inició en Canal Plus para ponerse a estudiar diseño. «Se empezó a incorporar a la empresa hace 10 años, en un momento complicado. El producto que hacíamos necesitaba un cambio, vino con una mentalidad nueva, se hizo cargo del departamento de Diseño e introdujo un cambio muy importante», relata Carlos Blanco.
Explica que la verdadera fundadora de la empresa, con sede en Nigrán (Pontevedra), fue su esposa, Pilar Blanco. «Con solo 15 años y una máquina de tejer puso en marcha lo que hoy es esto, aunque como era menor de edad, todo figuraba a nombre de su padre, Rogelio Blanco», cuenta el empresario.
Eso explica que, hasta la entrada de Pilar López en el negocio, el 95 % de la producción era género de punto. «Ahora ya no es así, su entrada impulsó cambios en el producto y el punto se ha reducido al 50 %», explica.
Aunque la transición ya está hecha, Carlos López sigue yendo a la empresa. «Nos pasa a todos, que cuando llega la jubilación no somos capaces de irnos para casa. ¿Qué haces?» Reflexiona el empresario, con sentidos el humor y orgulloso de que la empresa continúe en manos de su hijas. «Satisface que el trabajo de más de 60 años tenga una continuidad», afirma.
Diez hermanos Martínez
«La transición fue un éxito, habrá tercera generación». Si hay una empresa familiar, en el más amplio sentido de la palabra, esa es Nanos. Victoria, Roberto, Carlos, Rafael, Marina, Virginia, Susana, Carolina, Marta y el recientemente fallecido Javier son los hermanos Martínez, herederos de la empresa de moda infantil fundada en A Coruña, en 1963 por Roberto Martínez Cortés y Pilar Martínez Sanjuán.
Los expertos en el sector ponen a Nanos como ejemplo de un relevo generacional modélico. Actualmente, los nueve hermanos están trabajando en la empresa, ocupan los principales puestos de responsabilidad, pero con funciones perfectamente delimitadas y teniendo como director general, por aquello del más difícil todavía, a un cuñado, César Santos, que explica así el proceso de regeneración familiar: «El crecimiento en Nanos ha sido ordenado, continuo, al igual que el relevo generacional que se ha desarrollado como una transición natural. Independientemente de que se trata de una familia bien avenida, se planteó la necesidad de regular esta situación y para ello tenemos un protocolo familiar», afirma el director general.
Esta regulación interna que decidieron hacer de forma voluntaria permite a Nanos funcionar a día de hoy como una empresa perfectamente profesionalizada. «La transición ha sido un éxito y, con el protocolo familiar se sembró la semilla para la tercera generación de sucesores al frente del negocio familiar», asegura César Santos.
José Antonio y Pablo Conde
«Está preparado, pero estar aquí es algo que decidió él». A los Conde el textil les viene de vocación. Antes de montar la empresa, hace 25 años, José Antonio Conde trabajó 9 años como director general en una firma del sector en Galicia, hasta que decidió lanzarse con un proyecto propio. Así nació Confecciones Esquío, en A Coruña.
Pero había que buscar un nombre para la marca comercial capaz de poner las prendas en los mejores mercados del mundo, y qué mejor que el de su hija, Alba Conde.
Ella fue la primera en incorporarse a la empresa familiar, aunque todo apunta a que será Pablo, de 30 años, el que tomará el relevo del progenitor. «He querido que mis hijos se preparen lo mejor posible, pero estar aquí es algo que ha decidido él», afirma José Antonio que, aunque cede el paso a sus herederos, no piensa en retirarse. «Me gustaría seguir estando mientras la salud me lo permita», asegura. De momento, Pablo ya se encarga de la internacionalización de la empresa, la imagen de marca e Internet (web, redes sociales). «Es un sector que me atrae mucho, siempre me ha gustado», afirma.
El joven de los Conde ve grandes oportunidades en la industria textil gallega que pasan por la internacionalización y actualización del sector. «Todo lo que tiene que ver con el comercio on line es el futuro», asegura convencido. «Tener un jefe que además es tu padre no supone más presión, no hay ningún problema. La presión es la que te pongas tu mismo», dice.
Florentino y Tino Cacheda
«Quiero a esta empresa como a un hijo, nunca se me ocurrió venderla». Para el diseñador y empresario Florentino Cacheda, el 2015 es especial, porque cumple 50 años en la industria de la moda. En realidad son algunos más, porque este hijo y nieto de sastre lleva el textil en las venas. También su hijo Florentino (Tino), licenciado en Empresariales que, con 25 años, ya está haciendo carrera en la empresa para el momento en que toque el relevo. «Yo aguanto lo que haga falta. Tengo años suficientes como para estar disfrutando en las Bahamas, pero aquí sigo, al pie del cañón», afirma con humor.
Eso no es incompatible con que Tino se esté haciendo con las riendas del negocio familiar, 35.000 metros cuadrados de naves en Lalín (Pontevedra), en donde se diseña, se hacen patrones y se confecciona. Florentino es una de las pocas empresas gallegas que mantiene integrado todo el sistema productivo, sin externalización de procesos. «Vivimos el proceso y sufrimos el proceso, pero eso nos aporta muchas ventajas. La desventaja competitiva es que tenemos 300 personas en plantilla. Pero es gente muy profesional, que garantiza la calidad, y no dependemos de terceros», afirma.
La entrada de su hijo en la compañía familiar es para el empresario una garantía de futuro. «Es una alegría dar continuidad a algo que te ha llevado tantos sacrificios. Quiero a esta empresa como a un hijo, tuve la oportunidad de venderla y nunca se me ocurrió hacerlo», asegura.
Sobre su hijo dice que «está haciendo un máster casero», y Tino Cacheda así lo entiende también. «No tengo puesto fijo, me muevo en toda la empresa, ayudo en las colecciones, en el diseño comercial, atendiendo exportaciones o haciendo márketing», asegura.
Al igual que su padre, reconoce que le gusta moverse entre telas desde que era pequeño. « Todos los veranos me los pasaba aquí de pequeño y lo cojo con mucha ilusión, con ganas de aportar ideas», afirma el heredero de Florentino.
Pilar y Salome
«El relevo fue poco a poco, casi sin darnos cuenta». La firma de moda infantil Pili Carrera tiene encauzada la sucesión natural desde hace ya unos años. «El relevo generacional fue casi sin darnos cuenta, poco a poco... Cuando me preguntan cuándo empecé a trabajar, yo siempre respondo lo mismo, ?yo nací aquí?», afirma Salomé Carrera, la hija de Pilar (Pili) y actual directora de la firma.
«Venía de pequeña después del colegio y me encantaba estar aquí, entre hilos y telas... En verano, durante las vacaciones, también estaba aquí, con lo cual ha sido un relevo muy natural. Veía a mi madre confeccionar esas prendas de bebé con tanto mimo y tanto cariño... Mi madre tiene una sensibilidad especial por la moda y eso me lo ha sabido contagiar a mí», relata la empresaria.
A la directora de la firma le gusta poner en valor el negocio heredado. «Mis padres han creado esta empresa -que ya lleva más de 50 años-, de la nada, y a base de mucho sacrificio han logrado estar hoy en día donde estamos, con una red de tiendas presente en 15 países. Y eso no se consigue de la noche de la mañana», afirma.
Pero una buena herencia no se mantiene sola. «La moda avanza, la moda es cambiante y hay que adaptarse a ella, si no, te quedas fuera», asegura Salomé Carrera.
Todos sus productos se fabrican en la sede que la compañía tienen en Mos, Pontevedra, donde trabajan alrededor de 100 personas. Allí también se centralizan las tareas de diseño, desempeñadas por un equipo de varios creativos en el que a veces interviene la propia Pilar.
«Para mí es un orgullo continuar con el trabajo que empezaron mis padres y espero que esta firma continúe otros 50 años más creciendo y abriendo muchas tiendas», afirma Salomé.
Actualmente la firma de moda infantil tiene 800 puntos de venta a través de superficies multimarca y más de 50 tiendas (propias y franquicias).
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