La venta de Bimba y Lola, cuya valoración podría alcanzar los 500 millones, supone un ejemplo más del interés de los fondos por el sector, tras los de ElGanso, Scalpers,Hawkers y Ecoalf.
Álvaro y Clemente Cebrián nunca habrían imaginado el éxito que les esperaba cuando vendieron en 2006 sus coches para dar forma a un sueño: crear una firma de moda masculina de estilo british en España. Le pusieron el nombre de un animal divertido pero elegante, toda una declaración de intenciones, y empezaron a vender. Primero dieron en el clavo con sus zapatillas. Más tarde llegarían los polos, las camisas... Y en 2015 lo hizo la mayor firma de lujo del mundo: LVMH se hacía con el 49% a través de L Capital. El Ganso cerrará 2018 con más de 200 tiendas y 89 millones en ventas, un 50% más que entonces.
El caso de éxito de los hermanos Cebrián no es un hecho aislado en la nueva generación de la moda nacional. Si el siglo pasado sirvió para colocar a España en primera línea mundial del sector gracias a líderes como Inditex, Mango, Cortefiel, Desigual o Pronovias, el actual parece asegurar que hay relevo. Al menos eso piensan las firmas de capital riesgo, dispuestas a apostar por la industria. El momento desde 2013 es propicio, debido a la mejora de la economía, lo que ha generado un interés por las empresas de consumo.
La última firma bajo los focos de los inversores es Bimba y Lola. Las hermanas Uxía y María Domínguez, pertenecientes a una saga del sector -su tío es Adolfo Domínguez y su padre, Jesús, es fundador de Textil Lonia (Purificación García o Carolina Herrera)-, apostaron en 2005 por un concepto de moda femenina premium pero asequible. Algo más de una década después es difícil caminar por la calle sin ver el logo de un galgo estampado en un bolso.
El éxito de Bimba y Lola, como se llamaban los perros de una de las fundadoras, ha sido exponencial. En 2006 abrió su primer establecimiento, un año después daba el salto internacional y en 2010 lanzaba su tienda online. En 2016 la firma tuvo unas ventas de 152 millones y un ebitda de 21,6 millones; la previsión para 2017 -aún sin publicar- era alcanzar una facturación de 182 millones, un 20% más, y un ebitda de 35 millones, un 65% más.
Esta espectacular trayectoria no ha pasado desapercibida para los inversores, especialmente desde que las fundadoras decidieron abrir su capital y contrataron a Morgan Stanley como banco asesor en la operación. La venta está ahora en su fase final, con los fondos Carlyle y Permira, que el año pasado salió de Cortefiel, como mejor colocados. Se espera que las hermanas Domínguez vendan un 70% de la empresa, en una operación que podría valorar la compañía en hasta 500 millones, 15 veces ebitda, según fuentes conocedoras del proceso. La venta de Pronovias el pasado julio al fondo BC Partners valoró la empresa en 550 millones, 11 veces ebitda.
La razón para pagar estas cifras es el potencial que aún se le ve a la compañía.Los fondos captados con la venta servirán para impulsar su crecimiento, con el foco en Europa, Latinoamérica y Oriente Medio. Bimba y Lola suma 242 tiendas; su objetivo es superar las 400 en pocos años.
Las hermanas Domínguez seguirán en la gestión, aunque rodeadas de un buen número de profesionales. En 2017, ficharon a Joan Rouras, ex de Desigual y Pepe Jeans, para dirigir su expansión; a Adrián Blanco, ex de Textil Lonia, como director de Retail; y a Cibrán Vázquez, ex de Zara, para liderar su ecommerce.
Tras la entrada de L Capital -ahora L Catterton-, El Ganso también ha profesionalizado su gestión. La firma fichó el pasado agosto a Berta Escudero, exCEO de Cortefiel, como consejera delegada de la empresa, a la que también se han unido en los últimos tiempos Alejandro Muñoz, ex de Inditex y Apple; Juanjo Pérez, antes en KPMG, Douglas y Musgo; o Cosme Bergareche, fundador de Pompeii.
Mantener los ritmos de crecimiento de los últimos años es cada vez más difícil. El Ganso facturó 62 millones en 2015, creció un 15% en 2016 (71,7 millones), repitió dobles dígitos en 2017 (81 millones) y espera mantenerlos este año (con unos 89 millones). El objetivo para 2023 es superar los 120 millones, a la vez que se mejora la rentabilidad de la compañía.
La entrada del capital riesgo fue clave para decidir el traslado de parte de su producción. "No fue una exigencia, pero sí nos hemos dado cuenta de que era una necesidad. Si queríamos seguir creciendo teníamos que llevar parte de nuestra producción a Asia. Si seguimos fabricando en Europa, los márgenes serán del 5%; el margen si fabricamos en Asia es del 15%", afirmó Clemente Cebrián en una entrevista en EXPANSIÓN el pasado diciembre.
El crecimiento no ha estado exento de turbulencias en algunas compañías. Es el caso de Hawkers, la firma de gafas baratas que explotó como nadie la moda de los cristales de colores. Fundada en Elche en 2012 por Alejandro Moreno,Daniel Moreno, Francisco Pérez y Pablo Sánchez, la firma empezó con 300 euros, comprando gafas en EEUU y revendiéndolas en España. Luego llegaría el éxito, muy influenciado por el piloto Jorge Lorenzo, que promocionó la enseña y llegó a ser dueño de un 50%, que más adelante recomprarían los fundadores. Su ambición estaba escrita en el nombre del grupo de WhatsApp de sus fundadores: One billion company.
Hawkers, que empezó en Internet, tiene el objetivo de alcanzar este año las 100 tiendas. La compañía, que ha llegado a acuerdos con Paula Echevarría, Los Angeles Lakers o Leo Messi para promocionar sus productos, esperaba que sus ingresos en 2017 -aún sin publicar- llegaran a 100 millones, frente a los 60 de 2016.
Pero no todo ha sido sencillo. La empresa realizó una ampliación de capital en 2016 por 50 millones liderada por el fondo venezolano O'Hara Capital y dos fundadores de Tuenti (Hugo Arévalo y Félix Ruiz). Se dijo entonces que adquirían el 20%, valorando la empresa en 250 millones, pero ampliaciones posteriores han dado a O'Hara más de un 50%, provocando la marcha de Alejandro Moreno (fundador) y Alejandro Sánchez (director general).
Scalpers también ha tenido cambios. La firma creada por Rafael Medina y Borja Vázquez, a la que pronto se sumaron Marcos Ybarra, Alfonso Vivancos y Laura Vecino, está controlada ahora al 70% por Trendsetters and Fashion Investments, un fondo dirigido por Jaime Bergel (HIG). Medina dejó la marca en 2014 para fichar por Inditex y del resto del equipo inicial sólo continúan Borja Vázquez y Alfonso Vivancos, con un 20%. El otro 10% lo controla el venezolano Phoenix Group.
El último hit de la moda española ha sido Ecoalf, la firma lanzada por Juan Goyeneche en 2009 tras el fracaso de Fun&Basics. El concepto de ropa realizada con materiales reciclados gustó rápidamente. Quizá por ello, apenas tres años después de su lanzamiento y con menos de un millón de ingresos, entraron en su capital Belegar Inversiones, controlado por Francisco González, presidente de BBVA, y Seaya Ventures. Ambos continúan a día de hoy, así como Goyeneche, pero la empresa pertenece desde 2017 al fondo luxemburgués Manor, que posee un 65,9%.
La venta de Bimba y Lola no será la última del sector, ya que otras firmas de menor tamaño están también en el radar de los fondos por su éxito reciente. Silbon, que ha logrado ya siete millones de facturación y acaba de salir fuera de España; The Brubaker, la firma que toma su nombre de una película de Robert Reford; o Coolligan, que quiere repetir con el fútbol el éxito que tuvo Fred Perry con el tenis o La Martina con el polo, son algunos ejemplos.
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