En la época de los castros, a sus moradores ya les surgió la necesidad de diferenciarse, de crear una identidad. Los linteles de aquellas construcciones pueden ser considerados los precursores de los sitios web corporativos. Sin embargo, los primeros diseñadores como tal llegaron más tarde. «O deseño diferénciase da arte en que responde a unha necesidade industrial e comercial, está orientado a un produto que se vende, asígnalle valores. A pintura é o obxecto en si mesmo, non se produce en serie», explica Manuel Gago, periodista especializado en diseño y desarrollo de medios digitales y comisario de la exposición Galicia 100, una recopilación de los objetos que marcaron la historia de la comunidad.
Pero el diseño no solo es una herramienta publicitaria, en la industria es el eje mismo del producto: de un mueble, de un aparato electrónico, de una joya o de un vestido. «Detrás de un buen zapato se combinan conocimientos de moda, podología, ergonomía, materiales y hasta física», resalta José Ramón Méndez, el director de la Escola de Deseño Industrial de Ferrol. La técnica con la que se desarrolla un sistema de iluminación, un ascensor o los asientos de un automóvil, recuerda, también son diseño. Una disciplina donde la creatividad no llega sin la técnica. El precedente del submarino, de Sanjurjo Badía, o el del libro de electrónico, de Ángela Ruiz Robles, se idearon en Galicia. También la transformación patentada de los motores gasolina a diésel. Lo hizo un «artesano» de los vehículos, Eduardo Barreiros. «No tengo casi nada, pero tengo talento y dedicación», dice Méndez que ese es el eje del diseño creativo industrial.
A la hora de fijar el punto de inicio, Gago se queda con las marcas de agua de la industria del papel en el siglo XVIII. «Unha das primeiras aplicacións canónicas do noso deseño». Cien años después, «a finais do século XIX, as augas minerais póñense de moda en Europa. A primeira publicidade moderna de Galicia xorde coas empresas de augas minerais. Dende a etiqueta á forma das botellas: teñen que exportar e diferenciar un produto cun valor reducido». La industria conservera fue la siguiente a comienzos del XX. Nacen las marcas. «Nun tempo sen televisión e apenas radio, co cinema comezando aínda, o deseño gráfico produce as imaxes nas que encarna a Galiza moderna: produtos, revistas, xornais, libros, carteis de festas e comunicacións publicitarias ou políticas», apunta el diseñador Pepe Barro en una investigación que pronto verá la luz. Un siglo más tarde, las técnicas han evolucionado pero las dificultades de los creativos son parecidas. «O márketing visual é unha materia pendente en moitas empresas. Non é accesorio. Avanzouse moito nos últimos 20, 30 anos. Pero aínda queda. Hai que entender o seu valor e ocusto que leva a facer bos deseños», alerta Gago.
La gallega Televés es una de las empresas que más piezas patentan en la comunidad. Su parabólica amarilla es todo un símbolo del diseño industrial «made in Galicia».
«O primeiro márketing moderno de Galicia xorde coas empresas de augas minerais. Teñen que exportar un produto cun valor reducido e crear un elemento diferenciador no mercado», apunta el experto en diseño digital, el profesor de la USC Manuel Gago.
Galicia puede estar hoy en el mapa de la automoción por la factoría Citroën de Vigo pero antes, en 1954, un ourensano, Eduardo Barreiros, puso en marcha su propio imperio. Chrysler lo compró en 1969. Duró casi diez años más hasta su desaparición.
La querencia del ingenio gallego por los mundos submarinos se reprodujo en los inventos de Antonio Sanjurjo Badía, considerado el precursor del submarino gracias a su boya lanzatorpedos ideada en 1898 para defender la ría de Vigo de un hipotético ataque de EE. UU.
El productor ejecutivo de la serie «Corrupción en Miami» nombró a la firma Adolfo Domínguez proveedora oficial del proyecto. Don Johnson lució mejor que nadie los trajes de lino y dio sentido al lema sobre la belleza de sus formas. «Domínguez rescatou un tecido esquecido no armario masculino», cuenta Lola Dopico.
La concha de vieira es tal vez uno de los símbolos más universales de Galicia. Emblema del Camino de Santiago, portar el caparazón del bivalvo podía servir como una demostración de que se había llegado al fin del mundo. El producto marino era la prueba.
A mediados del siglo XX la planta levantada por Ibáñez en Cervo tomó un nuevo rumbo por parte del hijo de una leyenda, Camilo Díaz Baliño. Isaac escribió con mayúsculas su aportación a la marca con una porcelana que hizo del azul cobalto su insignia.
A mediados del siglo XX la planta levantada por Ibáñez en Cervo tomó un nuevo rumbo por parte del hijo de una leyenda, Camilo Díaz Baliño. Isaac escribió con mayúsculas su aportación a la marca con una porcelana que hizo del azul cobalto su insignia.
Galicia consolidó su posición líder en la automoción de los cuatro por cuatro. Fundada en 1981 por antiguos empleados de IPV, Urovesa se convirtió al momento en proveedora del Ejército Español.
Fue la prenda original fabricada por Amancio Ortega bajo las siglas de la primera empresa que creó con su anterior mujer, Rosalía Mera. Se llamaba GOA, las iniciales de su nombre al revés. Se vendían en mercerías en los años 70. Hoy son son objeto de museo y toda una señal de vanguardia. De aquí surgió Inditex.
«Foi a primeira marca de conservas creada en Galicia por Alfageme no 1914», subraya el diseñador Pepe Barro. Alimento de ejércitos, la comunicación visual fue su mejor arma para orientarse hacia su nuevo mercado.
La creación de Alexandre de Fisterra aún ocupa espacios centrales en las salas de juegos. Ni el más sofisticado de los videojuegos ha podido matar a su invento de la década de los 60.
El papel fue una de las primeras actividades manufactureras de Galicia en el siglo XVIII. Fue necesario pensar una forma de diferenciarse: de ahí nacieron las marcas de agua como esta, de la planta reconvertida hoy en un pazo en Rois.
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