Es de los empresarios más discretos de la moda en Galicia, pero es uno de los líderes de una de las familias más prolíficas del sector e impulsor de Sociedad Textil Lonia y Bimba y Lola.
Ni una entrevista, apenas un par de fotografías públicas. Jesús Domínguez (Pobra de Trives, 1951) es el ideólogo de dos de las mayores compañías de moda de España, Sociedad Textil Lonia y Bimba y Lola, pero muy poca gente le reconocería por la calle. Dicen quienes le conocen que tiene los pies en la tierra pero la mente en las alturas, y que es, de hecho, el más visionario de los Domínguez, una de las familias más prolíficas del sector.
Hijo y nieto de emigrantes, Domínguez comenzó su trayectoria en Adolfo Domínguez e Hijos, la heredera de la sastrería El Faro, el primer negocio familiar. Mientras que su hermano mayor, Adolfo, tenía la visión creativa, él pilotaba diligentemente el negocio, siempre en la sombra. “Hay mucha rumorología, pero en realidad la familia es una piña”, dice una persona que trabajó con ellos en esta primera etapa.
“Tiene la cabeza muy estructurada, pero también amplitud de miras”, añade la misma fuente. En 1991, un incendio arrasó con la sede de la compañía familiar, en San Cibrao das Viñas (Ourense), y poco después los hermanos decidieron separar sus caminos y sacar la compañía a bolsa para repartir el capital.
Domínguez se retiró a vivir al campo y cedió su puesto en el consejo de Lonia a una de sus hijas
Jesús y dos de sus hermanos pequeños, María José y Javier, emprendieron un camino en solitario con la fundación de Sociedad Textil Lonia, que tiene su sede en Pereiro de Aguiar (Ourense) y controla Purificación García y CH Carolina Herrera.
Los tres hermanos forman un equilibrio perfecto: María José está al frente de finanzas; Javier, en producto, y Jesús es el visionario que lidera el concepto y define el modelo de negocio. No es un directivo de encerrarse en el despacho.
“Es muy comercial e iba mucho a las fábricas, cogía unos metros de tela y empezaba a calcular: tantos vestidos de Purificación, que los vendemos a tanto…”, recuerda otra persona cercana. “Es comercial, visionario y con intuición”, coincide otra persona que trabajó en Textil Lonia. Con sus hermanos es exigente y con los equipos fue siempre un jefe serio “pero coherente”.
En 2005, el directivo abandonó Textil Lonia, aunque continúa en el capital, para emprender el tercer proyecto de su carrera, esta vez pensando en sus hijas, Uxía y María Domínguez. De su mano emprendió Bimba y Lola, y para controlar su evolución viajaba cada día desde Ourense a Mos (Pontevedra), donde tiene sede la empresa.
“Es comercial, visionario y con intuición”, apunta un ex trabajador de Textil Lonia
De costumbres y vestir sencillo, si hay algo que da una pista de lo bien que le han ido los negocios es el coche, que ha ido mejorando, y su afición por deportes como el golf o el esquí, aunque hace ya tiempo que no lo practica.
Cuando Bimba y Lola estuvo encarrilada (a cierre de esta edición, está a punto de venderse por 400 millones de euros), Domínguez dio un paso a un lado y, tras un susto de salud, se fue a vivir a una finca que compró en 2008 en Granja de Moreruela (Zamora). Desde allí gestó el que, hasta ahora, es su último proyecto, Petra Mora.
El último paso del relevo lo dio hace muy poco, cuando cedió su puesto en el consejo de Lonia a su hija María. Pero, aunque quienes le conocen dicen que es un hombre de campo y disfruta viviendo con sus reses en Zamora, su opinión resuena de vez en cuando en Mos y Pereiro de Aguiar.
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