Las empresas españolas familiares despiertan el interés de los fondos de inversión y algunas de ellas ya se han dejado querer, otras están camino de hacerlo. Muchas de ellas usan la apertura de puertas y la inyección de capital extranjero de estos fondos para disparar su expansión internacional y profesionalizar su estructura con la llegada de nuevos perfiles a sus Consejos de Administración.
En España, 1,1 millones de empresas son familiares, el 89% sobre el total de las empresas, según datos del Instituto de Empresa Familiar. Se trata de el mayor generador de empleo en nuestro país, pues se estima que crean alrededor del 67% del empleo privado, 6,6 millones de puestos de trabajo y son responsables del 57% del PIB del sector privado.
A tenor de las cifras, es innegable que la empresa familiar en España tiene un gran peso, sin embargo, para crecer y llevar a cabo una expansión internacional recurren a la búsqueda de nuevos inversores que impulsen sus planes estratégicos.
Borja Matilla, analista de Hanseatic Brokerhouse, explica que los fondos se fijan en empresas familiares que siempre ganen dinero y que acumulen en su patrimonio la mayor parte de sus beneficios”. En consecuencia, subraya, “su valor, aunque podría crecer más, siempre va en aumento y los precios de cotización se ven presionados al alza por la propia acumulación del dinero retenido“.
El experto matiza también que las razones por las que estas empresas familiares venden a manos de fondos extranjeros, “se puede deber en parte a la internacionalización de la marca y la entrada en otros países”. Una razón de peso, señala, para buscar socios extranjeros y, sin duda, “los mejores posicionados son los fondos de inversión y los que mejores ofertas lanzan a las empresas, ya que tienen un ROE muy alto por lo que son empresas interesantes desde el punto de vista del retorno de la inversión”.
La semana pasada conocíamos que Codorniú estaba estudiando y negociando la entrada del fondo americano Carlyle en su accionariado a través de una participación minoritaria. Con esta novedad, pues todos los accionistas de la compañía son de la familia Raventós, se matarían dos pájaros de un tiro: dar salida a accionistas que quieren deshacerse de sus acciones y reforzar el plan estratégico.
Carlyle ya hizo una primera propuesta, pero contemplaba tomar el control de la compañía bodeguera y fue rechazada. Ahora están en negociaciones para, previsiblemente, cerrar un nuevo acuerdo. La empresa, que cierra año fiscal en el mes de junio, espera un Ebitda de alrededor de 30 millones de euros.
Pero no ha sido la compañía centenaria la única que ha tenido ofertas de los fondos de inversión. Se trata de un ‘modus operandi’ muy dado entre las compañías familiares que tienen un crecimiento muy rápido y tienen que dar un paso más en sus operaciones para no quedarse estancados. Los analistas consultados por OKDIARIO explican que el apoyo de un gran grupo empresarial afianza la estructura financiera y ayuda a las sociedades en expansión a crecer en todo el mundo.
El Ganso, la cadena de moda textil de los hermanos Cebrián fundada en 2004, también sucumbió al atractivo de LVMH. L Catterton, brazo inversor del grupo galo, tiene en sus manos el 49% de la sociedad desde 2015. La llegada del fondo fue calificada por la empresa como “positiva” porque “ir de la mano de LCatterton abre puertas que de otro modo no podríamos haber abierto”. Y admitían, además, que habían dado “pasos agigantados”.
En la actualidad, El Ganso tiene 193 tiendas en un total de 11 países y cerró el ejercicio fiscal 2017 con una facturación de más de 80 millones de euros.
También Pronovias, la compañía nupcial de Alberto Palatchi, es controlada desde el pasado verano de 2017 por el fondo de capital riesgo BC Partners en una operación de 550 millones de euros. El fundador conserva una participación minoritaria del 10% del capital.
Palatchi puso en manos del banco norteamericano JP Morgan la búsqueda de un comprador para Pronovias y, aunque finalmente BC Partners fue el comprador, en la carrera hubo más interesados. Curiosamente también apostó por la textil catalana de novias el fondo Carlyle.
Según fuentes del sector, la intención del empresario catalán era vender un 30% de las acciones y mantener el control de la compañía. Finalmente, sólo tiene un 10% y conserva un puesto en el Consejo de Administración.
Cortefiel también pasó de las manos de la familia Hinojosa a las de tres fondos de capital riesgo -CVC, PAI y Permira- en 2005 por 1.440 millones de euros. Eso sí, la firma textil intentó quedarse con el control de Adolfo Domínguez a través de una OPA hostil liderada por Gonzalo Hinojosa.
Con la llegada de estas firmas, el grupo de moda español -que ahora cambia de nombre a Tendam- salió de Bolsa, aunque se contempla un regreso al parqué a mediados de este mismo año. Actualmente, la compañía textil está controlada por CVC y PAI que compraron la participación en Cortefiel de Permira en 2017.
Freixenet también ha pasado a estar controlada por extranjeros, aunque en este caso no ha sido un fondo sino la compañía alemana Henkell. El acuerdo ha sido firmado recientemente en Barcelona: Henkell pasa a controlar el 50,7% de las acciones de las famosas burbujas doradas. Según datos brindados por La Vanguardia, los alemanes abonarán 220 millones de euros.
Una operación que se ha cerrado gracias al acuerdo entre la familia Hevia y los Bonet tras varios meses de negociaciones. Con esta venta, según fuentes del mercado, se pone fin a una batalla interna entre accionistas tras la muerte los Ferrer -controlaban el 42% de las acciones y se negaban a la venta.
Actualmente, todos los ojos están puestos en Bimba y Lola. La compañía textil de María y Uxía Domínguez ha encargado a Morgan Stanley la venta del 49% de las acciones de la firma. Es decir, Textil Lonia seguirá controlando la cadena de moda gallega y será la que lleve a cabo un plan de expansión a cinco años, pero con una potente inyección de capital externo y no bancario.
Fuentes del mercado aseguran que Bimba y Lola está negociando con varios fondos de inversión y que éstos no paran de subir sus apuestas hasta los 550 millones de euros. Entre los candidatos a hacerse con un paquete accionarial en la cadena de moda están Carlyle y Permira, tras su salida de Cortefiel parece la mejor posicionada.
La compañía se ha puesto como fecha límite mediados de 2018 para llegar a un acuerdo para impulsar su crecimiento. Bimba y Lola cerró 2016 con un Ebitda de 21,6 millones de euros y elevó su facturación un 32% hasta los 152,4 millones de euros.
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